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Historia de las Creencias Religiosas 4

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326 Mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> iniciación<br />

cuer<strong>de</strong>, ¿querrá repetir el comienzo <strong>de</strong> aquel pasaje <strong>de</strong> mi discurso?<br />

¿No oyes, Máximo [el magistrado juez], cuántas voces repiten sus<br />

palabras? ¡Lo están recitando espontáneamente! Permíteme que<br />

or<strong>de</strong>ne leer este mismo pasaje en voz alta, pues el gesto benévolo<br />

<strong>de</strong> tu rostro me indica que no te disgustará escucharlo. [Se lee<br />

entonces el pasaje en alta voz].<br />

Si alguien tiene el menor conocimiento <strong>de</strong> los ritos religiosos,<br />

¿se asombrará <strong>de</strong> que un hombre que ha participado en tantos<br />

misterios divinos guar<strong>de</strong> en su casa ciertos recuerdos <strong>de</strong> aquel<strong>las</strong><br />

sagradas ceremonias, o que los tenga envueltos en un lienzo <strong>de</strong> lino,<br />

que es el más puro envoltorio <strong>de</strong> <strong>las</strong> cosas sagradas? Porque la<br />

lana, que es producida por el más letárgico <strong>de</strong> los animales y que<br />

se corta <strong>de</strong> <strong>las</strong> espaldas <strong>de</strong> <strong>las</strong> ovejas, fue consi<strong>de</strong>rada por los seguidores<br />

<strong>de</strong> Orfeo y Pitágoras como una tela profana. El lino, sin<br />

embargo, la más pura entre todas <strong>las</strong> plantas y uno <strong>de</strong> los mejores<br />

frutos <strong>de</strong> la tierra, es usado por los sacerdotes santísimos <strong>de</strong> Egipto,<br />

no sólo como vestido y ornamento, sino como velo para ocultar<br />

<strong>las</strong> cosas sagradas.<br />

Pero conozco a ciertas personas, y sobre todo a este tal Emiliano,<br />

que juzgan entretenimiento digno el burlarse <strong>de</strong> <strong>las</strong> cosas divinas.<br />

Pues por ciertas personas <strong>de</strong> Oea que le conocen supe que<br />

hasta ahora no ha invocado a ninguno <strong>de</strong> los dioses ni ha frecuentado<br />

alguno <strong>de</strong> sus templos. Si le suce<strong>de</strong> pasar junto a un santuario,<br />

no le gusta llevarse la mano a los labios en un gesto <strong>de</strong> veneración.<br />

Nunca ha consagrado <strong>las</strong> primicias <strong>de</strong> sus cosechas, sus viñedos<br />

o sus ganados a ninguno <strong>de</strong> los dioses rurales que le alimentan y le<br />

visten; en su alquería no hay santuario alguno ni lugar santo ni<br />

bosquecillo sagrado. Pero ¿por qué hablo ahora <strong>de</strong> bosquecillos<br />

sagrados o santuarios? Los que en tal lugar han estado afirman que<br />

no han visto allí ni tan siquiera una piedra sobre la que se haya<br />

<strong>de</strong>rramado una ofrenda <strong>de</strong> aceite o un matorral en que se hayan<br />

colgado guirnaldas (ramum coronatum). De ahí que se le hayan<br />

puesto dos motes, pues le llaman Caronte, a causa <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>saforado<br />

<strong>de</strong> su lengua y maneras, pero también, y éste es el nombre que él<br />

prefiere, Mezencio, porque <strong>de</strong>sprecia a los dioses. Por eso entiendo<br />

bien que consi<strong>de</strong>re la lista <strong>de</strong> mis muchas iniciaciones como un<br />

buen motivo <strong>de</strong> burla. Y hasta es posible que, a causa <strong>de</strong> su contumacia<br />

con respecto a <strong>las</strong> cosas <strong>de</strong> los dioses, nunca le entre en la<br />

cabeza que cuanto digo es la verdad, es <strong>de</strong>cir, que guardo con veneración<br />

sagrada <strong>las</strong> insignias y recuerdos <strong>de</strong> tantos ritos sagrados.<br />

En cuanto a mí mismo, no pienso mover una mano por cuanto<br />

sobre mí piense este «Mezencio», sino que proclamaré con voz clarísima<br />

a los <strong>de</strong>más: si alguno <strong>de</strong> los aquí presentes ha participado<br />

Iniciación en el budismo esotérico 327<br />

como yo <strong>de</strong> los mismos ritos sagrados, haga la seña y veréis qué<br />

es lo que yo trato <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r. Pues ninguna mira <strong>de</strong> seguridad<br />

personal me inducirá a manifestar a los no iniciados (ad profanos)<br />

qué cosas he aceptado mantener en secreto.<br />

Cf. F. C. Grant, Román Religión (Nueva York 1957)<br />

226-228.<br />

157. INICIACIÓN DE KÜKAI EN EL BUDISMO ESOTÉRICO<br />

(Kobo Daisbi Zenshü I, 98ss)<br />

Kükai (774-835) conoció en China y luego introdujo en el Japón<br />

la forma <strong>de</strong>l budismo conocida por «Palabras Verda<strong>de</strong>ras» (Mantrayána<br />

en sánscrito, Shingon en japonés). En el budismo Shingon,<br />

los misterios se transmiten oralmente <strong>de</strong> maestro a discípulo. Esta<br />

forma esotérica <strong>de</strong>l budismo se convirtió en el movimiento religioso<br />

más importante <strong>de</strong>l Japón en el período Heian.<br />

El pasaje que reproducimos a continuación está tomado <strong>de</strong>l<br />

«Memorial con una lista <strong>de</strong> Sütras recién importados», que Kükai<br />

presentó al emperador a su regreso <strong>de</strong> estudiar en China. Kükai<br />

compuso diversos informes sobre sus estudios y habla cautelosamente<br />

<strong>de</strong> su iniciación.<br />

Durante la sexta luna <strong>de</strong>l 804, yo, Kükai, me embarqué con <strong>de</strong>stino<br />

a China en el Navio Número Uno, formando parte <strong>de</strong>l séquito<br />

<strong>de</strong>l Señor Fujiwara, embajador ante la corte T'ang. Arribamos a la<br />

costa <strong>de</strong> Fukien durante la octava luna, y cuatro meses más tar<strong>de</strong><br />

llegamos a Ch'ang-an, la capital, don<strong>de</strong> fuimos hospedados en la<br />

resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los huéspe<strong>de</strong>s oficiales. La <strong>de</strong>legación diplomática<br />

partió <strong>de</strong> regreso al Jajón el 15 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong>l 805, pero en obediencia<br />

a un edicto imperial quedé yo solo en el Templo Hsi-ming,<br />

en que anteriormente había residido el abad Yung-chung.<br />

Cierto día, mientras trataba <strong>de</strong> entrar en contacto con eminentes<br />

maestros budistas <strong>de</strong> la capital, casualmente pu<strong>de</strong> conocer al<br />

abad <strong>de</strong> la Pagoda Oriental <strong>de</strong>l Templo <strong>de</strong>l Dragón Ver<strong>de</strong>. Este<br />

gran sacerdote, cuyo nombre budista era Hui-kuo, era el discípulo<br />

preferido <strong>de</strong>l maestro indio Amoghavajra. Su virtud se ganó la<br />

veneración <strong>de</strong> su época; sus enseñanzas fueron tan elevadas como<br />

para servir <strong>de</strong> guía a emperadores. Tres soberanos lo veneraron<br />

como maestro y fueron or<strong>de</strong>nados por sus manos. Las cuatro c<strong>las</strong>es<br />

<strong>de</strong> creyentes acudían a él para recibir instrucción en <strong>las</strong> doctrinas<br />

esotéricas.<br />

Pedí audiencia al abad en compañía <strong>de</strong> cinco o seis monjes <strong>de</strong>l

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