Historia de las Creencias Religiosas 4
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344 Dioses, héroes y muerte<br />
Su primera torta se ha secado,<br />
la segunda está correosa, la tercera se reblan<strong>de</strong>ce,<br />
la costra <strong>de</strong> la cuarta se vuelve blanca,<br />
la quinta se cubre <strong>de</strong> moho,<br />
la sexta tiene aún un color fresco,<br />
y apenas tocó la séptima, <strong>de</strong>spertó el hombre.<br />
A él dice Guilgamesh, a Utnapishtim el Lejano:<br />
«¡Apenas me tomó el sueño,<br />
cuando me has tocado y <strong>de</strong>spertado!».<br />
A él dice Utnapishtim, a Guilgamesh:<br />
«Anda, Guilgamesh, cuenta tus tortas,<br />
para que sepas los días que llevas dormido.<br />
Tu primera torta se ha secado,<br />
la segunda está correosa; la tercera, reblan<strong>de</strong>cida;<br />
la costra <strong>de</strong> la cuarta está blanca,<br />
la quinta se ha cubierto <strong>de</strong> moho,<br />
la sexta aún tiene color fresco,<br />
y en cuanto a la séptima, en este momento te has <strong>de</strong>spertado».<br />
A él dice Guilgamesh, a Utnapishtim el Lejano:<br />
«¿Qué haré, Utnapishtim, adon<strong>de</strong> iré,<br />
pues el Despojador se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> mis miembros?<br />
¡La muerte acecha en mi dormitorio,<br />
y don<strong>de</strong>quiera que pongo el pie sólo hay muerte!».<br />
A él dice Utnapishtim, a Urshanabi, el barquero:<br />
«Urshanabi, no se alegre contigo el embarca<strong>de</strong>ro,<br />
que te <strong>de</strong>sprecie el lugar <strong>de</strong>l vado.<br />
Al que por su orilla vaga, ¡niégale su orilla!<br />
Al hombre que trajiste, cuyo cuerpo se cubre <strong>de</strong> suciedad,<br />
la gracia <strong>de</strong> cuyos miembros los pellejos <strong>de</strong>sfiguran,<br />
tómalo, Urshanabi, y llévalo a lavarse.<br />
Que limpie su suciedad en agua pura como nieve,<br />
que arroje sus pellejos y el mar se los lleve,<br />
<strong>de</strong> modo que aparezca la belleza <strong>de</strong> su cuerpo.<br />
Que renueve la banda en torno a su cabeza,<br />
que se ponga un manto para vestir su <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z,<br />
para que pueda llegar a su ciudad,<br />
para que pueda dar cima a su viaje,<br />
que su manto no se vea cubierto <strong>de</strong> moho,<br />
que sea completamente nuevo».<br />
Lo tomó Urshanabi y lo llevó a lavarse.<br />
Limpió su suciedad en agua pura como nieve.<br />
Arrojó sus pellejos y el mar los llevó,<br />
<strong>de</strong> modo que se viera la belleza <strong>de</strong> su cuerpo.<br />
Guilgamesh en busca <strong>de</strong> la inmortalidad 345<br />
Renovó la banda en torno a su cabeza,<br />
se puso un manto para vestir su <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z,<br />
para po<strong>de</strong>r llegar a su ciudad,<br />
para po<strong>de</strong>r dar cima a su viaje.<br />
El manto no estaba cubierto <strong>de</strong> moho, sino que era nuevo.<br />
Subieron al barco Guilgamesh y Urshanabi,<br />
lanzaron el barco a <strong>las</strong> o<strong>las</strong> y navegaron.<br />
A él dijo su esposa, a Utnapishtim el Lejano:<br />
«Aquí llegó Guilgamesh con trabajo y esfuerzo,<br />
¿Qué le darás para cuando regrese a su tierra?».<br />
Alzaba entonces Guilgamesh su pértiga,<br />
para acercar el barco a la orilla.<br />
A él dice Utnapishtim, a Guilgamesh:<br />
«Aquí llegaste, Guilgamesh, con trabajo y esfuerzo,<br />
¿qué te daré para cuando vuelvas a tu tierra?<br />
Una cosa oculta te revelaré, oh Guilgamesh,<br />
y... sobre una planta te hablaré:<br />
Esta planta, como el cambrón es su...<br />
Sus espinas pincharán tu mano como la rosa.<br />
Si tus manos se hacen con la planta, lograrás la vida».<br />
Tan pronto como esto oyó Guilgamesh,<br />
abrió la válvula <strong>de</strong>l agua,<br />
ató pesadas piedras a sus pies,<br />
que le arrastraron al fondo, y allí vio la planta.<br />
Tomó la planta, aunque pinchaba sus manos.<br />
Cortó <strong>las</strong> pesadas piedras <strong>de</strong> sus pies.<br />
El mar lo arrojó fuera, junto a la orilla.<br />
A él dice Guilgamesh, al barquero Urshanabi:<br />
«Urshanabi, esta planta es una planta distinta<br />
por la que el hombre podrá recuperar el aliento vital.<br />
La llevaré a la amurallada Uruk,<br />
¡haré... que coma la planta...!<br />
Su nombre será 'el hombre se rejuvenece en la ancianidad'.<br />
Yo mismo la comeré, para volver así a mi condición juvenil».<br />
Después <strong>de</strong> veinte leguas comieron un bocado,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> (otras) treinta leguas se prepararon para pasar la noche.<br />
Vio Guilgamesh un pozo <strong>de</strong> agua fresca,<br />
y a él se acercó para bañarse en el agua.<br />
Olió una serpiente la fragancia <strong>de</strong> la planta,<br />
salió <strong>de</strong>l agua y arrebató la planta.<br />
Por eso muda su piel.<br />
Guilgamesh se sienta y llora,<br />
y <strong>las</strong> lágrimas le corren por el rostro.