Historia de las Creencias Religiosas 4
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516 Técnicas <strong>de</strong>l yoga<br />
propios <strong>de</strong> la actividad sensorial; <strong>las</strong> distracciones, los automatismos<br />
y la memoria ya no son capaces <strong>de</strong> invadir o dirigir la corriente<br />
psicomental. El yogui está ya, en una palabra, «concentrado»<br />
o «unificado». Este alejamiento <strong>de</strong>l cosmos va acompañado <strong>de</strong> un<br />
a<strong>de</strong>ntramiento en el propio yo, con un avance directamente proporcional<br />
a los progresos en aquella retirada. El yogui se vuelve<br />
hacia sí mismo, toma, por así <strong>de</strong>cirlo, posesión <strong>de</strong> sí mismo, se<br />
ro<strong>de</strong>a <strong>de</strong> «<strong>de</strong>fensas» cada vez más fuertes para protegerse frente<br />
a la invasión que viene <strong>de</strong> fuera. En resumen, se hace invulnerable...<br />
El mejor medio para fomentar la concentración (dhárana)<br />
consiste en la práctica <strong>de</strong> la respiración rítmica y en su suspensión,<br />
en la medida en que esto es posible. Patañjaíi (Yoga-sütras II,<br />
52 y 53) no dice que en virtud <strong>de</strong>l pránáyáma se rasga el velo <strong>de</strong><br />
<strong>las</strong> tinieb<strong>las</strong> y el entendimiento se hace capaz (yogyaía) <strong>de</strong> lograr<br />
la concentración (dhárana). El yogui pue<strong>de</strong> comprobar la calidad<br />
<strong>de</strong> su concentración mediante el pratyahara (término que suele<br />
traducirse por «supresión <strong>de</strong> los sentidos» o «abstracción», pero<br />
que nosotros preferimos interpretar en el sentido <strong>de</strong> «capacidad<br />
para liberar la actividad sensorial <strong>de</strong>l dominio <strong>de</strong> los objetos exteriores»).<br />
Según los Yoga-sütras (II, 54), pratyahara podría enten<strong>de</strong>rse<br />
como la facultad en virtud <strong>de</strong> la cual el entendimiento<br />
(chitta) posee unas sensaciones como si el contacto fuera real.<br />
Esta in<strong>de</strong>pendización <strong>de</strong> la actividad sensorial con respecto al<br />
dominio <strong>de</strong> los objetos externos (pratyahara) es la etapa final <strong>de</strong><br />
la ascesis psicofisiológica. A partir <strong>de</strong> ese momento no se sentirá<br />
ya el yogui turbado o distraído por los sentidos, por la actividad<br />
sensorial, la memoria, etc. Toda actividad <strong>de</strong> este tipo queda en<br />
suspenso. El entendimiento (chitta), que es la masa psíquica que<br />
or<strong>de</strong>na e ilumina <strong>las</strong> sensaciones proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l exterior, actúa<br />
como un espejo con respecto a los objetos, sin que los sentidos<br />
se interpongan. El no iniciado es incapaz <strong>de</strong> alcanzar semejante<br />
libertad, pues su mente no se mantiene estable, sino que es turbada<br />
constantemente por la actividad <strong>de</strong> los sentidos, por el subconsciente<br />
y por el «ansia <strong>de</strong> vivir». Mediante la supresión <strong>de</strong> los<br />
estados psicomentales (chittavritti nirodhyah) logra permanecer<br />
en sí mismo (svarüpamátre) el entendimiento (chitta). Pero esta<br />
«autonomía» <strong>de</strong>l entendimiento no implica la supresión <strong>de</strong> los<br />
fenómenos. Aun <strong>de</strong>sprendido <strong>de</strong> los fenómenos, el yogui sigue<br />
contemplándolos. El yogui no conoce ya, como anteriormente,<br />
a través <strong>de</strong> formas (rüpa) y estados <strong>de</strong> la mente (chittavritti),<br />
sino que contempla directamente la esencia (tattva) <strong>de</strong> todos los<br />
objetos.<br />
Concentración y meditación yóguicas 517<br />
La in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia con respecto a los estímulos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l<br />
mundo exterior y al subconsciente, lograda en virtud <strong>de</strong>l pratyahara,<br />
permite al yogui practicar una triple técnica, que los textos <strong>de</strong>signan<br />
con el término samyama, con el que se alu<strong>de</strong> a los estadios<br />
últimos <strong>de</strong> la meditación yóguica, o los tres últimos «miembros<br />
<strong>de</strong>l yoga» (yoganga). Son la concentración (dhárana), la meditación<br />
propiamente dicha (dhyána) y el éxtasis (samádhi).<br />
La concentración (dhárana, <strong>de</strong> la raíz dhri, «sujetar») es en<br />
realidad un ekágratá, una «fijación en un solo punto», pero su<br />
contenido se pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar estrictamente nocional. En otras<br />
palabras: el dhárana (y en esto precisamente se diferencia <strong>de</strong>l<br />
ekágratá, cuya única finalidad es <strong>de</strong>tener el flujo psicomental<br />
y fijarlo en un solo punto) realiza tal «fijación» con vistas a obtener<br />
un conocimiento totalizante. Patañjaíi lo <strong>de</strong>fine como «fijación<br />
<strong>de</strong>l pensamiento en un solo punto» (<strong>de</strong>shabandhashchittasya dhárana;<br />
Yoga-sütras III, 1); Vyasa aña<strong>de</strong> que la concentración suele<br />
realizarse «sobre el centro [chakra] <strong>de</strong>l ombligo, sobre el loto<br />
<strong>de</strong>l corazón, sobre la luz interna <strong>de</strong> la cabeza, sobre la punta <strong>de</strong> la<br />
nariz o <strong>de</strong> la lengua, sobre un objeto o punto situados en el exterior».<br />
Vachaspatimishra, por su parte, afirma a<strong>de</strong>más que nadie<br />
es capaz <strong>de</strong> obtener el dhárana sin ayuda <strong>de</strong> un objeto sobre el que<br />
fijar el propio pensamiento.<br />
En su Yogasára-samgraha cita Vijñanabhikshu un pasaje <strong>de</strong>l<br />
ishvara Gita según el cual un dhárana dura el tiempo <strong>de</strong> doce<br />
pránáyámas. «El tiempo necesario para concentrar la mente en<br />
un solo objeto [dhárana] es igual al tiempo que duran doce pránáyámas<br />
(es <strong>de</strong>cir, doce respiraciones reguladas, iguales y prolongadas<br />
intencionadamente)». Si se mantiene así la atención fija en<br />
un solo objeto doce veces, se obtiene la «meditación yóguica», o<br />
dhyána. Patañjaíi <strong>de</strong>fine este tipo <strong>de</strong> meditación como «una corriente<br />
<strong>de</strong> pensamiento unificado» (Yoga-sütras III, 2); Vyasa<br />
aña<strong>de</strong> la siguiente glosa a esta <strong>de</strong>finición: «Continuidad <strong>de</strong>l esfuerzo<br />
mental por asimilar otros objetos». Vijñanabhikshu explica<br />
este proceso como sigue: cuando la mente, logrado el dhárana<br />
sobre un punto, consigue mantenerse a sí misma en su propia presencia<br />
durante tiempo suficiente en forma <strong>de</strong> objeto <strong>de</strong> meditación,<br />
sin que se produzca interrupción alguna causada por la intromisión<br />
<strong>de</strong> otras funciones, se alcanza el dhyána.<br />
M. Elia<strong>de</strong>, Yoga (op. cit.), 66-72.