Historia de las Creencias Religiosas 4
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I<strong>de</strong>as griegas y romanas sobre la muerte<br />
para con los dioses y los padres, así como en relación con los que<br />
se dieron muerte a sí mismos.<br />
G. MITOS DEL TIPO DE ORFEO<br />
184. UN ORFEO POLINESIO<br />
MENÓN:<br />
SÓCRATES:<br />
183. LA INMORTALIDAD DEL ALMA SEGÚN PLATÓN<br />
(Renán, 81b)<br />
¿Qué fue ello y <strong>de</strong> quiénes se trataba?<br />
Los que tal dicen son sacerdotes y sacerdotisas que se<br />
preocupan <strong>de</strong> estar en condiciones <strong>de</strong> dar cuenta <strong>de</strong><br />
<strong>las</strong> funciones que ejercen. También habla <strong>de</strong> ello Píndaro,<br />
así como otros muchos poetas divinamente inspirados.<br />
Lo que dicen es esto; tú verás si piensas que<br />
dicen la verdad. Afirman que el alma <strong>de</strong>l hombre es<br />
inmortal. Una vez le toca llegar al final, que llaman<br />
muerte, y otra le toca nacer <strong>de</strong> nuevo, pero el alma<br />
nunca es exterminada <strong>de</strong>finitivamente. De ahí que el<br />
hombre haya <strong>de</strong> vivir tan honradamente como le sea<br />
posible todos sus días. Pues aquellos <strong>de</strong> los que<br />
Perséfone recibe la paga por la antigua maldición,<br />
al noveno año <strong>de</strong>vuelve ella<br />
sus almas al sol en lo alto.<br />
De don<strong>de</strong> surgen los nobles reyes<br />
y los fuertes y veloces, y los mayores sabios,<br />
y en cuanto al resto <strong>de</strong>l tiempo,<br />
son llamados héroes y venerados por los hombres '.<br />
El alma, pues, como es inmortal y ha nacido muchas<br />
veces, y ha visto todas <strong>las</strong> cosas <strong>de</strong> este y <strong>de</strong>l otro<br />
mundo, ha aprendido todas <strong>las</strong> cosas que existen.<br />
Q- también n. os 149, 159.<br />
p índaro, Fragmento 133.<br />
Un héroe maorí, Hutu, <strong>de</strong>scendió al mundo inferior en busca <strong>de</strong>l<br />
alma <strong>de</strong> la princesa Pare, que se había suicidado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />
sido humillada por él. Este relato nos recuerda el mito <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scenso<br />
<strong>de</strong> Orfeo a los infiernos en busca <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> su esposa,<br />
Eurídice.<br />
Una vez, cuando la lanza que había arrojado llevó a Hutu hasta<br />
la puerta <strong>de</strong> Pare, la noble joven, cuyo corazón se había rendido<br />
a la habilidad y la presencia <strong>de</strong>l mozo, manifestó a éste su admiración<br />
y su amor, y le invitó a entrar en su casa. Pero él la rechazó<br />
y se fue lejos. Abrumada <strong>de</strong> vergüenza, «mandó ella a sus sirvientes<br />
que lo arreglaran todo y pusieran en or<strong>de</strong>n la casa. Cuando todo<br />
estuvo dispuesto, se sentó sola a llorar y luego se levantó y se<br />
ahorcó». Hutu, lleno <strong>de</strong> remordimientos y temeroso <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong>l<br />
pueblo, se propuso rescatar su alma <strong>de</strong>l mundo inferior. Primero<br />
se sentó y estuvo cantando los conjuros sacerdotales relacionados<br />
con la muerte y la morada <strong>de</strong> los muertos. Luego se levantó y se<br />
dispuso a empren<strong>de</strong>r el viaje. Llegó hasta don<strong>de</strong> vivía Hine-nuite-po<br />
(«Gran Señora <strong>de</strong> la Noche»), que reina en el país <strong>de</strong> <strong>las</strong><br />
sombras. Malhumorada, como <strong>de</strong> costumbre, cuando Hutu le preguntó<br />
cuál era el camino, le señaló el que sigue los espíritus <strong>de</strong> los<br />
perros cuando <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>n a <strong>las</strong> regiones inferiores, pero luego se<br />
le mostró más propicia cuando él le regaló su preciosa maza <strong>de</strong><br />
mano, hecha <strong>de</strong> ja<strong>de</strong>. Contenta por el regalo, la diosa le indicó<br />
el verda<strong>de</strong>ro camino, coció unas raíces <strong>de</strong> helécho para él y <strong>las</strong><br />
puso en un cestillo, advirtiéndole al mismo tiempo que comiera<br />
poco, pues <strong>de</strong>bía durarle para todo el viaje. Si comía <strong>de</strong>l alimento<br />
<strong>de</strong>l mundo inferior, ello significaría que, en vez <strong>de</strong> <strong>de</strong>volver el espíritu<br />
<strong>de</strong> Pare al mundo <strong>de</strong> la luz, su alma quedaría con<strong>de</strong>nada<br />
a permanecer para siempre en <strong>las</strong> regiones inferiores. También le<br />
advirtió la diosa: Cuando salgas <strong>de</strong> este mundo, inclina tu cabeza<br />
al <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r al mundo tenebroso. Pero cuando estés cerca <strong>de</strong>l<br />
mundo <strong>de</strong> abajo, soplará sobre ti un viento <strong>de</strong>s<strong>de</strong> abajo, que alzará<br />
<strong>de</strong> nuevo tu cabeza, y te encontrarás en la posición correcta para<br />
caer <strong>de</strong> pie...». Hutu logró llegar sano y salvo al mundo inferior,<br />
y al pedir noticias sobre Pare, le dijeron que estaba «en la al<strong>de</strong>a».<br />
Aunque la muchacha sabía que Hutu había llegado y que la andaba<br />
buscando, la vergüenza que sentía la indujo a ocultarse. Con la<br />
esperanza <strong>de</strong> atraerla fuera <strong>de</strong> su casa, Hutu organizó una competición<br />
<strong>de</strong> trompo y jabalina, juegos que gustaba mucho contemplar