El Parlamento Andino y los trabajadores migrantes andinos
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Reflexiones sobre la regulación de las migraciones de <strong>trabajadores</strong> de origen regional en la Argentina del siglo XXI<br />
2000, 2002; Cacopardo y Maguid, 2001, en Pacceca<br />
y Courtis, 2008).<br />
En líneas generales, la inmigración regional presenta<br />
una estructura etaria caracterizada por la gran<br />
concentración de efectivos en edades potencialmente<br />
activas (casi un 80% entre 15 y 64 años de<br />
edad para el Censo de 2010). Este es un indicador<br />
de la continua renovación de estas corrientes migratorias,<br />
aportando en cada período personas en<br />
edades jóvenes y adultas tempranas, lo cual confirma<br />
la predominancia de motivaciones laborales<br />
en el origen de las mismas. No obstante, existen<br />
grandes diferencias de acuerdo a cada colectivo:<br />
en el caso de <strong>los</strong> in<strong>migrantes</strong> de origen chileno,<br />
uruguayo y brasileño, flujos de menor renovación, y<br />
de pérdida de peso relativo en <strong>los</strong> últimos períodos<br />
intercensales, muestran perfiles mucho más envejecidos<br />
que en el caso de paraguayos, bolivianos y<br />
peruanos. En línea con lo anteriormente expuesto,<br />
<strong>los</strong> in<strong>migrantes</strong> limítrofes y de Perú tienen una alta<br />
tasa de participación económica, casi dos tercios<br />
de <strong>los</strong> in<strong>migrantes</strong> se suman a la PEA (Población<br />
Económicamente Activa), aunque esto se da en el<br />
marco de una inserción laboral desventajosa en la<br />
sociedad de destino. Su mayor vulnerabilidad, particularmente<br />
en el caso de in<strong>migrantes</strong> irregulares,<br />
<strong>los</strong> torna más propensos a ser menos selectivos a la<br />
hora de acceder a un empleo y a aceptar condiciones<br />
de trabajo desfavorables (Cerrutti, 2008).<br />
En el caso específico de la inmigración regional concentrada<br />
en el AMBA, <strong>los</strong> in<strong>migrantes</strong> mantienen<br />
una inserción relativamente marginal en el mercado<br />
de trabajo que se caracteriza por una fuerte concentración<br />
en sectores económicos con un mayor<br />
grado de informalidad y precariedad laboral (construcción,<br />
industria textil de confección y calzado,<br />
comercio al por menor, y servicio doméstico, en el<br />
caso de las mujeres 9 ). Incluso se ha evidenciado<br />
tanto en períodos expansivos como recesivos en el<br />
país receptor, que sus probabilidades de encontrarse<br />
ocupados son algo superiores a las de sus pares<br />
nativos, pero siempre a expensas de tener que<br />
aceptar empleos no protegidos, de calificación operativa<br />
peor remunerados o en tareas no calificadas<br />
(Cerrutti y Maguid, 2007). Esta situación se hace<br />
extensiva al conjunto de la inmigración regional residente<br />
en todo el país, pero caracteriza especialmente<br />
a la inserción laboral de las poblaciones más<br />
dinámicas (paraguaya, boliviana y peruana).<br />
La incorporación en actividades laborales más precarias<br />
se vincula también a la diferencia que se presenta<br />
en <strong>los</strong> niveles educacionales entre in<strong>migrantes</strong><br />
y nativos. Los primeros cuentan en promedio<br />
con niveles educativos inferiores a <strong>los</strong> segundos,<br />
en particular entre quienes provienen de Bolivia<br />
y Paraguay, y en lo que refiere a aquel<strong>los</strong> grupos<br />
que no alcanzaron a completar el nivel primario.<br />
La población uruguaya, por su parte, posee niveles<br />
de instrucción similar a <strong>los</strong> de la población total de<br />
la Argentina, mientras la comunidad peruana se<br />
caracteriza por poseer altos niveles de educación<br />
(superando ampliamente a <strong>los</strong> nativos en cuanto<br />
a aquel<strong>los</strong> que han obtenido formación terciaria y<br />
universitaria). No obstante, en el caso de estos últimos,<br />
esto no se traduce en una mejor inserción<br />
laboral, lo cual estaría indicando fuertes dificultades<br />
para poder transferir su capital humano (OIM,<br />
2008, Pacceca y Courtis, 2009; Cerrutti, 2009).<br />
Un estudio reciente de Marcela Cerrutti (2009) sobre<br />
las características de la población inmigrante<br />
en Argentina, sostiene que un indicador usual de la<br />
precariedad laboral de <strong>los</strong> <strong>trabajadores</strong> regionales<br />
se refiere a <strong>los</strong> aportes a la seguridad social. Las<br />
diferencias son considerables en lo que refiere a la<br />
situación jubilatoria, especialmente en el caso de<br />
<strong>los</strong> <strong>trabajadores</strong> bolivianos, peruanos y paraguayos.<br />
A algo más de la mitad de esta población no<br />
le descuentan ni aportan para su jubilación, y en el<br />
9<br />
<strong>El</strong> servicio doméstico es una inserción relevante para las mujeres <strong>migrantes</strong> de todos <strong>los</strong> países de origen, pero muy particularmente<br />
de peruanas y paraguayas. Presenta ciertas ventajas para estas mujeres: es una ocupación de acceso relativamente sencillo,<br />
no requiere demasiada experiencia previa, y cuando es con cama adentro resuelve sin costos considerables el tema de la vivienda.<br />
Además, en muchos casos suele “invisibilizar” a la mujer migrante, y de este modo protegerla de <strong>los</strong> riesgos relacionados con la<br />
permanencia irregular. Entre las desventajas se encuentra que, desde el punto de vista de la movilidad laboral, el trabajo doméstico<br />
es un callejón sin salida, y rara vez permite continuar la educación formal. También puede involucrar interminables horas de trabajo,<br />
abuso por parte de <strong>los</strong> contratantes, inestabilidad debido a la contratación en negro, entre otros problemas (Pacceca y Courtis, 2008).<br />
Diálogos Migrantes 77