Manual del animador - Plan Nacional sobre drogas
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Anexo I: Prevención de drogodependencias 168interesadas, donde a partir de la identificación de sus gustos y aficiones sedesencadene un proceso de búsqueda de recursos y de organización y puestaen marcha de actividades. En esta labor cobra especial importancia la animaciónsociocultural como una propuesta a seguir, en la que los adolescentes y losjóvenes son actores en su propio plan de actuación y mediadores acompañanel proceso utilizando dinámicas de participación social que lo facilitan.- Debemos configurar un discurso realista y serio <strong>sobre</strong> el consumo de <strong>drogas</strong>juvenil que permita poner en marcha programas de calidad adecuados a lasnecesidades y perfil <strong>del</strong> grupo a quien dirigimos nuestras intervenciones.- Hemos de tener en cuenta que las <strong>drogas</strong> tienen una funcionalidad para losindividuos, y que está en relación con las características de cada persona y conel contexto de ésta. Por lo tanto, debemos tener en cuenta la influencia <strong>del</strong> contextoen los consumos: los valores sociales inciden de forma importante en la creaciónde una cultura propiciatoria <strong>del</strong> uso de <strong>drogas</strong> que, a su vez, incluye en los pequeñosgrupos y en los individuos, <strong>sobre</strong> todo cuando hablamos de grupos de iguales.- No sólo debemos tener en cuenta las <strong>drogas</strong> ilegales, sino también las legales.- La intervención debe tener en cuenta la individualidad de cada persona y lainteracción entre los siguientes elementos: individuo, sustancia y contexto.Además, es importante tener en cuenta que el tiempo de ocio al servicio de laprevención presenta una serie de limitaciones de diferente naturaleza:- No siempre resulta fácil integrar el ocio y el tiempo libre en programas deprevención amplios que permitan potenciar y complementar el trabajo realizado.Hoy día sabemos que la eficacia de las diferentes estrategias preventivas aumentaconsiderablemente cuando se ven acompañadas entre sí.- No cabe esperar cambios sustanciales en los comportamientos de los jóvenescon relación a las <strong>drogas</strong> si únicamente centramos nuestros esfuerzos enpromover alternativas de ocio y no trabajamos aspectos informativos, la educaciónafectiva, la adquisición de habilidades sociales y el desarrollo social y afectivo.- Las personas jóvenes responsables de los programas no son expertas ni técnicasen materia de <strong>drogas</strong>, por lo que la labor de coordinación y trabajo conjuntocon otros profesionales y recursos de la zona en fundamental y básico parapoder realizar una labor integral y global de abordaje de cada situación.- Las expectativas, en relación a los consumos de <strong>drogas</strong> generadas en torno aestos programas provocan, en muchas ocasiones, un nivel de exigencia inasumiblee irreal para estos espacios de trabajo.- La relación que se establece con los y las participantes de estos programas es,en la mayoría de los casos, puntual y limitada en el espacio y en el tiempo.