Ecuador
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Mujeres, Empoderamiento y Trabajo Informal en <strong>Ecuador</strong><br />
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tura, comercio, servicios y construcción, entre las<br />
más importantes). Además de estos condicionantes,<br />
en el caso de las mujeres existen causantes<br />
de la migración campo-ciudad vinculados con<br />
fuertes estructuras patriarcales sustentados en<br />
los roles de género asignados socialmente. Las<br />
entrevistadas manifiestan que los padres las han<br />
obligado a casarse a edades muy tempranas o<br />
estaban impedidas de seguir estudiando por ser<br />
mujeres, posibilidad habilitada para los miembros<br />
varones de la familia.<br />
Varias de las mujeres entrevistadas han declarado<br />
ser víctimas o testigos de prácticas de violencia<br />
física, psicológica y/o sexual en sus familias<br />
de origen ejercidas desde los hombres hacia las<br />
mujeres (entre cónyuges y de padres a hijas). En<br />
el discurso de las entrevistadas la posibilidad de<br />
“salir” o irse del hogar aparece como una de las<br />
principales estrategias para dejar de “padecer”<br />
diversas formas de violencia. Por lo tanto, la<br />
migración como estrategia de empoderamiento<br />
se construye contradictoriamente en tanto les<br />
permite enfrentar esas violencias, aunque, en<br />
ocasiones, corta las redes de parentesco y amistad<br />
que son fundamentales para las mujeres una<br />
vez que se establecen en la ciudad.<br />
Alejandra, de 49 años, que se dedica a la venta<br />
de cevichochos en la Martha Bucaram ha sido<br />
una de las entrevistadas que creció en un entorno<br />
de fuerte violencia intrafamiliar. A los 15 años<br />
quedó embarazada. Por esa razón, su padre la<br />
obligó a casarse con un hombre de 50 años.<br />
Alejandra lo relata de la siguiente manera:<br />
“Sufrí mucho con mi papi y después mi papi me<br />
hizo casar; me hizo casar con un viejo, ese<br />
viejo tenía como 48 años o 50 y yo tenía 15 (…)<br />
porque dice que un hombre mayor es responsable<br />
con la mujer y que yo ya no iba a trabajar,<br />
y ya me hizo casar; y que la vergüenza más<br />
grande es ser madre soltera, y me escupía. (...)<br />
me escupía porque tenía mi bebé… decía que<br />
éramos la basura de la calle, por ser madre<br />
(llanto)”. (EV 9, Alejandra).<br />
Estremece el relato de violencia extrema del<br />
que fue víctima esta mujer, poniendo de manifiesto<br />
el modo en que se producen y reproducen<br />
las profundas desigualdades entre los<br />
géneros, ancladas, como se ha mencionado,<br />
en estructuras de dominación colonialistas,<br />
racistas y patriarcales:<br />
“En mi casa veía el maltrato de mi papá con mi<br />
mamá, porque salí embarazada yo, le sacó los<br />
dientes a mi mamá, mi papá, porque ella me<br />
llevaba a dar a luz en un doctor, mi papá quería<br />
que dé a luz en el piso, al lado de la chanchera,<br />
y ahí me hizo dormir, en una chanchera”. (E 9,<br />
Alejandra).<br />
Cuando quedó embarazada de su primer hijo,<br />
el padre la hizo casar. Producto de sucesivas<br />
violaciones sexuales y violencia extrema,<br />
Alejandra tuvo tres hijos más:<br />
“Los tres niños casi son de la violación; venía,<br />
me cortaba para que me acueste con él por<br />
aquí (indicación corporal), también me metió el<br />
cuchillo (…), decía que las mujeres son para<br />
parir y morirse pariendo. Entonces todo eso,<br />
me traumé casi, porque yo lloraba detrás de la<br />
puerta por no salir, del miedo; parecía el diablo<br />
que me perseguía”. (E 9, Alejandra).