Ecuador

Mujeres, Empoderamiento y Trabajo Informal en Ecuador
93
cativa. Ello representa una diferencia importante
con las vendedoras minoristas que, si
bien son relativamente más jóvenes, ya no
esperan poder seguir estudiando. La identificación
de restricciones estructurales les provoca
una profunda resignación. Ellas tienen
previsto seguir en la venta minorista y sus
expectativas refieren a mejorar sus condiciones
laborales, especialmente tener un local;
sin embargo, su fin último es la educación de
sus hijos/as, para que no continúen en el
comercio minorista.
En ambos casos, sin embargo, algunas
mujeres remarcan el deseo de no cambiar de
trabajo pues ambos, la venta minorista y la
venta directa, les permiten conciliar el tiempo
para estar cerca de su familia o porque vienen
de una tradición laboral de varias generaciones,
especialmente en el comercio minorista.
En este caso, la promoción de sistemas
educativos que permitan combinar el trabajo
con la formación puede apoyar procesos de
empoderamiento y mejoramiento, tanto de las
expectativas como de las mismas oportunidades
de trabajo de estas mujeres. Por otro
lado, y en línea con lo encontrado en el estudio
cuantitativo, la provisión de servicios públicos
de cuidado puede ser una estrategia acertada
para permitir a las mujeres encontrar otras
opciones de trabajo más lejos de su casa y con
mayor dedicación temporal.
6.5. A manera de síntesis: trabajo, informalidad
y empoderamiento económico
El trabajo informal es un concepto sustancial
en la presente investigación. Siguiendo a
Ricardo Antunes (2011), quien ha atendido las
“metamorfosis del trabajo” en América Latina y
su impacto en los procesos de regulación, se
ha destacado que los “modos de ser en la
informalidad” entre los colectivos de comerciantes
minoristas y vendedoras directas comportan
actividades informales diversas. En el
colectivo de las vendedoras directas, se
propuso una clasificación, entre las vendedoras
con dedicación exclusiva y las vendedoras
sin dedicación exclusiva. Esta tipología marca
una apropiación territorial diferenciada entre
unas y otras, en la que las vendedoras sin dedicación
exclusiva realizan sus actividades de
venta directa en un local fijo, mientras las vendedoras
no exclusivas son líderes que administran
su empleo de manera deslocalizada, en la
medida en que alternan su domicilio, los
lugares aledaños al barrio en los cuales
prospectan y el espacio público de la calle
Martha Bucaram.
En ese sentido, se percibe una relación directa
entre la mayor o menor dedicación a las ventas
directas y el uso del espacio, donde tiene un
peso importante la construcción de redes de
vendedoras y de clientas. Por su parte, en el
colectivo de las comerciantes minoristas existe
un vínculo entre quienes complementan el
ingreso de las ventas y la presencia de un cónyuge.
Las mujeres solas se dedican con exclusividad
al comercio minorista e interconectan,
en mayor medida, los tiempos y espacios
productivos con los reproductivos. La calle y el
hogar son espacios en los que se realizan
actividades destinadas a la venta minorista
(especialmente en aquellas mujeres que
venden alimentos) y a las tareas de cuidado.
Estas conclusiones recogen las principales
dimensiones de la investigación, vinculadas
con la identificación de las estructuras de
restricciones y las estrategias de empoderamiento
que construyen las mujeres trabajadoras
para superarlas. Se han caracterizado sus
condiciones sociodemográficas, la organización
del trabajo y los sentidos, las prácticas y
los significados del trabajo, tanto productivo
como reproductivo, que construyen las trabajadoras
informales de dos colectivos, el de las
comerciantes minoristas y el de las vendedoras