Ecuador
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58 ECUADOR<br />
Finalmente, las vivencias de las mujeres<br />
están atravesadas por la conformación de<br />
sus hogares actuales, así como por experiencias<br />
de separación y constitución de nuevos<br />
hogares, y por diversos eventos (muerte o<br />
enfermedad de familiares o enfermedad) que<br />
marcaron un punto coyuntural en el acceso al<br />
mercado laboral de las vendedoras y/o la<br />
búsqueda de estrategias de sostenimiento<br />
familiar.<br />
5.2.3. Trayectorias en ventas directas por catálogo<br />
y otros empleos informales<br />
A continuación se exponen tres casos de<br />
vendedoras por catálogo con trayectorias en<br />
empleos informales, a través de los cuales se<br />
evidencian las experiencias de la mitad de la<br />
población de vendedoras directas entrevistadas<br />
en esta investigación, quienes poseen<br />
una relativamente larga tradición en el<br />
comercio minorista o han sido “amas de<br />
casa” que no contaron con un empleo anteriormente,<br />
aunque estas representan un pequeño<br />
porcentaje. El primer caso es Andrea, mujer de<br />
48 años que actualmente trabaja en un negocio<br />
de cabinas telefónicas y bazar de su<br />
propiedad, situado en la calle Martha Bucaram.<br />
Esta experiencia se corresponde con el<br />
testimonio de otras tres entrevistadas, las<br />
cuales antes de casarse ya contaban con un<br />
empleo informal. Andrea migró de Ibarra a<br />
Quito y específicamente al barrio Ciudadela<br />
Ibarra a los 19 años de edad. Su esposo<br />
encontró trabajo en la ciudad y ella decidió<br />
trasladarse con él y cerrar un negocio de<br />
mariscos y otro de frutas que tenía en Ibarra.<br />
Esta situación fue motivo de desánimo:<br />
“A mí siempre me gustó trabajar y tener mi<br />
dinero, no solo depender de mi esposo. Yo<br />
desde que me casé me gustó eso (...). No me<br />
sentía bien y le decía a mi esposo ‘me siento<br />
inútil’. (...) No hacía nada, solo la comida,<br />
pero me faltaba algo más. Estuve enferma<br />
aquí como cinco o seis meses. Le decía a mi<br />
esposo, ‘me voy a morir aquí’. Y él me puso el<br />
local de cabinas. Entre que me puso el local<br />
de cabinas yo ingresé a Avon. Cuando ya<br />
tuve mi local de cabinas tuve mis ganancias<br />
en perfumes”. (EV 8 1, Andrea).<br />
Esta experiencia es un claro ejemplo de que<br />
en las unidades familiares hay momentos de<br />
conflicto pero también de conciliación, en los<br />
cuales, como sostiene Casanova (2011), se<br />
juegan permanentemente las estrategias<br />
económicas de género que posibilitan rupturas<br />
de las restricciones intrínsecas.<br />
El segundo es el caso de Ana, mujer de 52<br />
años, representante de Avon, dueña de una<br />
farmacia situada en la calle Martha Bucaram.<br />
Vivió en la casa de sus padres en la zona<br />
rural de Santo Domingo, quienes lograron<br />
financiar sus estudios en medicina, lo cual le<br />
significó movilidad social. No obstante, ella<br />
manifiesta que nunca ejerció su profesión de<br />
manera formal debido a que no se sentía<br />
cómoda con las jerarquías laborales y<br />
empresariales:<br />
8 EV y E corresponden al código de entrevista (ver Anexo).