Ecuador
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Mujeres, Empoderamiento y Trabajo Informal en <strong>Ecuador</strong><br />
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Estas últimas, que solamente han sido vinculadas<br />
mediante un contrato mercantil, están<br />
desprovistas de toda protección social. Tan<br />
solo el 27% de la población de vendedoras<br />
entrevistadas cuenta con seguridad social. Sin<br />
embargo, las que gozan de este derecho son<br />
aquellas que lo han obtenido de manera externa,<br />
por ejemplo, la seguridad social es aportada<br />
por el cónyuge, o es percibida de manera<br />
independiente y pagada con ingresos de otras<br />
actividades. La representante Andrea representa<br />
un caso atípico en este sentido, ya que<br />
su empleo informal en el establecimiento de<br />
cabinas le permitió el pago de su seguridad<br />
social. Lo que demuestra que ser líder de<br />
ventas no representa necesariamente mejores<br />
ingresos económicos ni mejor calidad de vida.<br />
La flexibilidad horaria no permite medir claramente<br />
el tiempo destinado a las ventas directas<br />
por catálogo. Por tal razón, se pudo constatar<br />
que casi ninguna vendedora asiste a las conferencias,<br />
pues estas no son obligatorias y las<br />
responsabilidades familiares, lo mismo que la<br />
permanencia en los establecimientos, no<br />
suelen dejar tiempo para asistir. Sin embargo,<br />
las mujeres de la calle Martha Bucaram estimaron<br />
que dedican entre tres horas y ocho diarias<br />
a la venta:<br />
“Solo estoy pendiente de las campañas… a ver,<br />
unos tres o cuatro días es que me toma entregar<br />
el pedido y después en cobrar… y tampoco es<br />
que yo esté yendo todos los días. O sea, si voy<br />
una vez y no me pagan entonces digo la próxima<br />
semana les vengo”. (EV 5, Luz).<br />
No suelen ser conscientes de que hacen más<br />
actividades de las que enuncian, elemento<br />
también característico de la flexibilización<br />
laboral. Una vendedora manifestó haber<br />
adquirido conciencia de sus actividades en el<br />
momento de la entrevista. Tras un momento de<br />
reflexión las pudo describir con detalle:<br />
“Yo tengo que ingresar el pedido a la página,<br />
luego ya me regresa, ya me viene en cartón,<br />
tengo que clasificar el pedido de acuerdo…<br />
eso fue una estrategia que tenía porque eso<br />
por ejemplo no hacían otras, pero yo les cojo,<br />
les pongo en funditas el pedido de cada una, y<br />
en la computadora hice unos papelitos en los<br />
que decía ‘el valor de su pedido es tanto y tiene<br />
que cancelar hasta tal fecha’. Precisamente,<br />
para no estar diciéndoles verbalmente. Entonces<br />
les mando en una fundita, les clasifico los<br />
pedidos y me toca ir a entregar. O sea yo por<br />
más que les pongo en la funda y les grapo,<br />
cosa que el rato que tengan que ver el papel<br />
que dice ahí la fecha límite de pago, pero igual<br />
no me ha servido de mucho”. (EV 5, Luz).<br />
La ejecución de múltiples tareas que no son<br />
bien remuneradas por las empresas ha llevado<br />
a algunas de las vendedoras con dedicación<br />
exclusiva a pensar en la necesidad de reclamar<br />
una relación de dependencia:<br />
“Nosotras somos las que movemos esta empresa,<br />
por eso deberíamos estar en relación de dependencia.<br />
No contamos con seguro, ni tampoco<br />
ganamos un sueldo fijo y mientras no seamos<br />
dependientes, no es posible”. (EV 12, Jazmín).