Ecuador
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28 ECUADOR<br />
tareas de limpieza. Conoció a su futuro<br />
esposo y por un tiempo se dedicó a vender<br />
“chatarras” con él. Cuando quedó embarazada<br />
se puso su puesto de ventas de verduras<br />
en la Martha Bucaram. A los 23 años enviudó<br />
y quedó sola con dos hijas pequeñas. La<br />
decisión de trabajar autónomamente no se<br />
vincula con la posibilidad de aumentar los<br />
ingresos, más sí con la autonomía de tiempos<br />
para cuidar de las niñas:<br />
“Bueno así de la plata digo que no, pero (…)<br />
yo siento es más tranquilo con mi negocio, no<br />
estoy mandado de nadie mejor (…) salgo y<br />
vengo a mi sitio, pongo mano de dios mi<br />
negocio, vendo, no estoy yo esperando que<br />
me ordenen, que me digan nada, yo estoy<br />
gracias a dios bien ahí con mis hijas”. (E 4,<br />
María Rosa).<br />
“Tengo mi día libre, me ordeno mejor, eso es<br />
mi beneficio porque no estoy ordenada de<br />
nadies”. (E 4, María Rosa).<br />
Alejandra remarca el carácter positivo del<br />
trabajo autónomo en tanto la flexibilidad de<br />
tiempos y espacios le permite la subsistencia<br />
de ella y su familia:<br />
“Si quiero salgo, si no quiero no salgo, y si<br />
quiero me como mis cosas, no tengo que<br />
decirle ‘señora, puedo comer un poquito’ o<br />
estarme muriendo de hambre, me cojo, me<br />
sirvo, les sirvo y como”. (E 9, Alejandra).<br />
En este relato aparece el fuerte contrapunto<br />
entre el trabajo doméstico y el trabajo<br />
autónomo en la venta minorista. Además de<br />
la mencionada autonomía que efectivamente<br />
logran, se observa que el trabajo en la venta<br />
minorista requiere de autodisciplina y<br />
capacidad autoorganizativa, habilidades que<br />
estas mujeres parecen haber creado.<br />
Los hallazgos de este estudio cualitativo<br />
coinciden también con las tendencias identificadas<br />
en la fase de abordaje cuantitativo en<br />
cuanto a que una de las principales barreras<br />
para que las mujeres puedan efectivamente<br />
entrar al mercado laboral se vincula con la<br />
imposibilidad o dificultad de contar con servicios<br />
de cuidado infantil. Esa variable, en<br />
cambio, no es significativa para los hombres,<br />
lo que demuestra la existencia de importantes<br />
sesgos y relaciones de desigualdad<br />
entre los sexos, sobrecargando el cuidado<br />
de los/las niños/as exclusivamente en las<br />
mujeres.<br />
Vásconez y Espinosa (2014) afirman<br />
Los hombres que viven en pareja responden<br />
al modelo de hogar tradicional en el cual la<br />
cónyuge se encarga de las tareas domésticas<br />
y, particularmente, del cuidado de los<br />
hijos y las hijas. De hecho, las horas dedicadas<br />
al trabajo doméstico tienen un efecto<br />
negativo mayor en la participación laboral de<br />
las mujeres que tienen pareja respecto al<br />
total de mujeres, y para los hombres dejan de<br />
tener significación. (p. 32).<br />
Claudia señala que decidió dedicarse al<br />
comercio minorista porque le permite disponer<br />
de más tiempo para llevar a sus hijos al colegio: