No le mates ensenale - Karen Pryor
El arte de enseñar y adiestrar
El arte de enseñar y adiestrar
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mucho después. El individuo, por lo tanto, puede que no asocie el castigo con su
acción anterior; los animales nunca lo hacen, y las personas con frecuencia tampoco.
Si cada vez que una persona roba algo se le corta un dedo, o si se prende fuego a los
coches que están mal aparcados, puedo anticipar que el número de los robos de
propiedad y las multas de aparcamiento prácticamente desaparecerían por completo.
En este método, al igual que en el primero, el individuo no aprende nada. Mientras
que el castigo instantáneo puede hacer que cese un comportamiento reiterado, no
produce ninguna mejora. El castigo no enseña al niño cómo mejorar sus
calificaciones. A lo máximo que se puede aspirares que cambie su motivación: el
niño tratará de modificar su comportamiento para poder evitar el castigo en el futuro.
Pero esto supera la capacidad de comprensión de la mayoría de los animales. Si un
cazador encuentra a su perro, que ha adiestrado para la perdiz, persiguiendo conejos y
lo corrige, el perro no tiene posibilidad de saber por cuál de las acciones realizadas
recibe la reprimenda. Es posible que se haga más temeroso, lo que permite al amo
mayor control para que deje de perseguir conejos, o puede que consiga que el perro
salga corriendo todavía más rápido cuando lo llama. El castigo en sí no afectará a la
persecución de los conejos.
Por otro lado, los gatos parecen especialmente torpes para asociar el castigo que
reciben con la acción realizada. Al igual que los pájaros, sólo llegan a asustarse
cuando se sienten amenazados y no aprenden nada, y esa es la razón por la que la
gente considera que los gatos son difíciles de adiestrar. Lo que ocurre es que no se les
puede adiestrar utilizando métodos punitivos, pero son muy fáciles de adiestrar
aplicando el reforzamiento positivo.
Mientras que el castigo o la amenaza no ayudan al individuo a aprender a modificar
el comportamiento, lo que sí enseñan, especialmente si el comportamiento es tan
deseado que el individuo necesita continuarlo (robar comida cuando está hambriento,
pertenecer a la pandilla cuando se es adolescente), es a evitar que lo descubran. Hacer
las cosas a escondidas es un mecanismo que se incrementa bajo un sistema de
castigo, una triste situación en el entorno familiar y tampoco deseable en la sociedad
en su conjunto. Además, el castigo reiterado o severo tiene algunos efectos
secundarios totalmente indeseables: miedo, ira, resentimiento e incluso odio por parte
del individuo que recibe el castigo, y en ocasiones también en quien lo aplica. Estos
estados mentales no conducen al aprendizaje (a menos que quieras que el individuo
aprenda a temer, enfadarse y odiar, emociones que en ocasiones se establecen
deliberadamente en el entrenamiento de los terroristas). Una razón por la que
seguimos pensando que el castigo funciona es que, en ocasiones, si el individuo
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