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No le mates ensenale - Karen Pryor

El arte de enseñar y adiestrar

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obstáculo si decidimos eliminar el comportamiento. Cualquier acción no reforzada se

extinguirá por sí misma, pero si se refuerza ocasionalmente, por muy esporádico que

sea —un cigarro, una copa, una moneda que nos pide insistentemente un pedigüeño

—, el comportamiento en lugar de extinguirse puede pasar a consolidarse con más

fuerza durante más tiempo, es un programa variable. Así es como el ex fumador que

de cuando en cuando, a hurtadillas, se fuma un cigarro puede volver a ser un fumador

empedernido en un día. Todos nosotros hemos visto cómo algunas personas, de forma

inexplicable, continúan con sus esposos o compañeros que las maltratan.

Normalmente pensamos que esto le ocurre a una mujer, se enamora de alguien que es

bronco, desconsiderado, egoísta, incluso cruel, y aun así lo quiere, pero también les

ocurre a los hombres. Todos nosotros conocemos a alguien en estas circunstancias,

que cuando se divorcia o se ve libre de la tiranía, enseguida encuentra a otra persona

igual de dura para sustituirla.

¿Son estas personas, por algún problema psicológico, víctimas permanentes?

Posiblemente. ¿Pero no pudiera ser también que sean víctimas de un programa de

reforzamiento variable? Si entablas una relación con una persona fascinante,

encantadora, sexualmente atractiva y solícita, y luego de forma progresiva esa

persona se vuelve antipática e incluso abusa de ti aunque de vez en cuando te muestre

su lado encantador, vivirás esperando esos momentos cada vez más espaciados en los

que recibes ese maravilloso reforzamiento: fascinación, encanto, atractivo sexual y

divertidas atenciones. Y es una paradoja desde el punto de vista del sentido común,

aunque obvio desde el aprendizaje: cuanto más escasos e impredecibles se presentan

estos momentos, más poderosos serán sus efectos como reforzadores, y el

comportamiento se mantendrá durante más tiempo. Así, es fácil de comprender que

cuando una persona se encuentra metida en este tipo de relación vuelve a buscarla en

la siguiente ocasión. Una relación con una persona normal, honesta y amable la

mayor parte del tiempo, puede resultarle insuficiente al faltar ese excepcional,

ansiado y doblemente intenso reforzamiento. Míralo desde el punto de vista del

manipulador: «Puedo tenerlo/a aquí comiendo de mi mano, y haciendo lo que yo

quiera para mi bienestar y conveniencia, siempre y cuando le dé lo que quiere… de

cuando en cuando». Así mantienen los proxenetas a sus prostitutas bajo control. Es

una atadura potente, desde luego, pero cuando la víctima se percata de que la

intensidad del «encanto» se debe en parte a la naturaleza del programa de

reforzamiento, puede alejarse sigilosamente de este tipo de relación e intentar

encontrar algo distinto.

Excepciones para el programa de reforzamiento variable

Una de las situaciones en la que no deberíamos pasar al programa variable a pesar de

www.lectulandia.com - Página 32

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