No le mates ensenale - Karen Pryor
El arte de enseñar y adiestrar
El arte de enseñar y adiestrar
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puerta, siguió avanzando unos pasos más y oyó el silbato en el instante en que estaba
aproximándose a la mesita. Se paró. Golpeó la mesita. No sonó el silbato. Movió sus
manos, y tampoco. Una mano rozó la lámpara y Anne hizo sonar el silbato. Ruth
comenzó a hacer sonar la pantalla de la lámpara por todas partes, moviéndola,
girándola, balanceándola: el silbato no sonaba. Ruth se puso a palpar por debajo de la
pantalla de la lámpara. Sonó el silbato. Ruth tocó de nuevo el cuello de la lámpara, y,
al ser un gesto tan familiar y con un objetivo específico, realizó la tarea requerida y
encendió la lámpara. Anne hizo sonar el silbato y todos los demás aplaudimos.
Las cosas no siempre fluyen así, como una seda, incluso con comportamientos
sencillos y rutinarios. Anne, como quedó demostrado, tomó la decisión adecuada al
no precipitarse en realizar el reforzamiento cuando Ruth se movió con indecisión
alejándose de la lámpara, en el lugar donde había obtenido el primer refuerzo. De
todos modos, si Ruth llega a actuar de distinto modo, volviendo al lugar del primer
refuerzo y se hubiese quedado quieta, Anne habría tenido problemas.
Ahora voy a presentaros un ejemplo en el que el juego de adiestramiento resultó
mucho más difícil. Estaba realizando una presentación sobre adiestramiento en un
instituto de enseñanza media. Leonard era el «animal» y Beth la adiestradora. El
comportamiento era apretar el interruptor de la pared para encenderlas luces. Leonard
entró en la habitación y comenzó a moverse en distintas direcciones y Beth
rápidamente lo reforzó cuando se dirigió a la pared del interruptor. No obstante,
Leonard inició el ejercicio con las manos en los bolsillos y después de conseguir
varios reforzamientos moviéndose con las manos en los bolsillos, estas estaban como
pegadas con cola. Chocó con la pared, giró y se apoyó en la pared del interruptor
llegando incluso a tocarlo, pero parecía que no lo veía, como si fuese completamente
invisible para él y en ningún momento sacó las manos de sus bolsillos.
Mientras observaba, pensaba que si se pudiese inducir que Leonard tocase la pared
con una mano, se percataría de la presencia del interruptor y encendería las luces.
Pero ¿cómo conseguir que sacase las manos de los bolsillos? Beth tuvo otra idea.
«Capturó» con el silbato el movimiento que hizo Leonard para agacharse doblando
las rodillas mientras mantenía su espalda contra la pared y pronto fue capaz de
moldear el movimiento arriba y abajo mientras Leonard restregaba la espalda contra
la pared cerca del interruptor. Los otros alumnos reían nerviosamente pues veían que
si Beth conseguía que Leonard continuara con este movimiento lateral lograría que
tocase el interruptor con la espalda y se conseguiría lograr el objetivo aunque fuese
de forma accidental y no intencionadamente. Pero sería un proceso muy lento y
Leonard comenzaba a mostrarse frustrado y contrariado.
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