No le mates ensenale - Karen Pryor
El arte de enseñar y adiestrar
El arte de enseñar y adiestrar
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gallinas, pájaros en vuelo, ballenas y delfines. El adiestramiento con el reforzamiento
ha abierto áreas que, creo, tan solo hemos comenzado a explorar. Una de las ventajas
del adiestramiento con reforzamiento es que no tienes que pensar un comportamiento
y luego adiestrar al animal para que lo haga: puedes reforzar cualquier cosa que el
animal te ofrezca y observar a donde te conduce. Nadie soñó que las pequeñas focas
Atlánticas [17] pudieran «hablar», pero en el New England Aquarium Betsy
Constantine, una estudiante diplomada se percató de que una de estas focas que había
sido rescatada, Hoover [18] , era capaz de hacer sonidos casi humanos. Betsy modeló
los sonidos de Hoover utilizando pescado como reforzamiento y muy pronto Hoover
«decía» diversas cosas:
«Hoover, dile “hola” a la señora». Y Hoover, con voz gutural grave pero muy
claramente, contestaba: «Hiya, honey, haré yuh [19] ». Algo gracioso de oír, pero
también de interés científico para los estudiosos de los mamíferos y para los biólogos
que estudian los sonidos.
Para mí, como bióloga del comportamiento, el aspecto más útil y maravilloso del
adiestramiento con reforzamiento es la ventana que abre en la mente del animal.
Durante décadas ha estado de moda negar que los animales tengan mente o
sentimientos, y esto fue probablemente saludable, echó por tierra muchas
supersticiones sobre interpretaciones («mi perro entiende todo lo que digo») y
algunas lecturas comunes erróneas. Pero entonces aparecieron los etólogos,
encabezados por Konrad Lorenz, para apuntar que los animales tienen estados de
ánimo —ira, miedo y otros— y que estos se señalan con posturas, expresiones y
movimientos muy claros que pueden ser identificados e interpretados.
Cuando puedes ver al sujeto y el sujeto te puede ver a ti, y aun así ambos estáis a
salvo de cualquier contacto físico o daño corporal (tal vez el animal se encuentra
dentro de una jaula y tú lo observas desde el exterior), el animal es libre de expresar
cualquiera de los estados internos que la interacción del adiestramiento le provoca.
Con mucha frecuencia los animales dirigen el comportamiento social resultante hacia
el adiestrador con señales que van desde saludos a rabietas.
Sin conocer absolutamente nada sobre una determinada especie pero sabiendo cómo
tiende a reaccionar ante diversos acontecimientos del adiestramiento, podemos
aprender más sobre la naturaleza de las señales sociales de una especie en media hora
de adiestramiento que en un mes de observación del animal en interacción con otros
individuos de su especie. Por ejemplo, si veo a un delfín saltando que cae haciendo
una salpicadura inmensa, sólo puedo especular acerca de las razones por las que lo ha
hecho; pero si, en una sesión de adiestramiento, no refuerzo algo que previamente
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