No le mates ensenale - Karen Pryor
El arte de enseñar y adiestrar
El arte de enseñar y adiestrar
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rutina diaria (Sharon me comentó que resultaba más efectivo hacer click
ocasionalmente, pero con refuerzos más grandes). La madre de Sharon, que algunas
veces se quedaba para cuidar a los niños, aprendió a usar el clicker. Posteriormente
adoptó un perro. Se quejaba de algunos problemas de comportamiento del animal.
«¿Porqué no utilizas el clicker?» le sugirió Sharon. Su madre la miró dubitativa:
«Bueno, ya sé que es maravilloso para los niños, pero ¿realmente crees que
funcionará con los perros?».
Algunas aplicaciones más con humanos
Al tiempo de escribir este libro, estoy participando en el desarrollo de dos nuevas
aplicaciones para las personas. Una es la utilización del clicker, en este caso un
clicker electrónico en una «caja negra» que se enchufa a unos auriculares, en los
entrenamientos de vuelo. Un click no sólo es más seguro, también nos permite
reforzar un comportamiento al que resulta difícil llegar de otros modos. Por ejemplo,
cuando uno se gira para mirarlos instrumentos de vuelo, tiene que retirarlas manos de
los mandos para evitar que el avión gire accidentalmente. No obstante, como usuarios
de automóviles todos nosotros hemos aprendido a no sacar nunca nuestras manos del
volante. Modificar un comportamiento aprendido resulta siempre mucho más costoso
que aprender uno nuevo. Un recordatorio verbal o una corrección requieren
demasiado tiempo y se presentan demasiado tarde. Un click, sin embargo, puede
marcar la más mínima separación de las manos y fijar la acción de forma permanente.
Un instructor de vuelo también puede usar el click para marcar a los estudiantes
cuando usan su iniciativa y su inteligencia: por ejemplo, por recorrer con la mirada el
panel de control antes de que se lo recuerden. Por tanto el clicker puede premiar de
forma no verbal comportamientos no verbales en el preciso instante en que ocurren.
Mi hijo Michael Pryor, piloto y creador del proyecto, hizo una comparación con los
datos anteriores sobre el aprendizaje de una nueva tarea como la de los instrumentos
de vuelo y comprobó que utilizar el clicker parece forjar la aptitud para la tarea de
forma más rápida, y lo que se aprende se retiene mejor. Todos los pilotos con los que
he hablado desde que se inició este proyecto agudizan el oído ante la posibilidad de
mantener su calificación con los instrumentos y sus habilidades sin necesidad de
volver con tanta frecuencia al simulador de vuelo.
El adiestramiento con el clicker también es mucho más agradable para los
estudiantes. Como dice Michael Pryor «cuando no consigues hacer sonar el clicker, y
creías que estabas a punto de conseguirlo, incrementas tus movimientos. Lo intentas
con mayor intensidad para averiguar qué tendrías que estar haciendo. Y una vez que
consigues el click, tienes ese claro sentimiento de haber ganado. Es muchísimo mejor
que tener a alguien gritando».
www.lectulandia.com - Página 163