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No le mates ensenale - Karen Pryor

El arte de enseñar y adiestrar

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explicó de este modo: si tienes un coche nuevo, uno que siempre ha arrancado a la

primera, y un día al girar la llave no enciende, quizá lo intentes un par de veces más,

pero muy probablemente desistas pronto pensando que algo no funciona y decidas

llamar al mecánico. El comportamiento de girar la llave, en ausencia del esperado

reforzamiento, en seguida se extingue. Sin embargo, si tienes un coche viejo que

prácticamente nunca enciende al primer intento y al que normalmente le cuesta un

mundo ponerse en marcha, es probable que intentes encenderlo una y otra vez

durante media hora; tu comportamiento de girar la llave, tiene un programa variable

de reforzamiento, y por esa razón se mantiene con fuerza.

Si tuviera que darle a un delfín un pescado por cada salto que realiza muy pronto el

salto sería tan autómata y pequeño como le fuese posible para conseguir el refuerzo.

Si luego dejase de darle el pescado, el delfín muy pronto dejaría de realizar los saltos.

Pero si una vez que el delfín ha aprendido a saltar por el pez comienzo a reforzar

inicialmente el primer salto, después el tercero, y así sucesivamente de forma

aleatoria, se fortalecerá el comportamiento; el animal sin los premios saltará con más

y más frecuencia esperando obtener el número de la suerte y probablemente con más

energía. Al final esto me permitirá reforzar selectivamente el salto más vigoroso;

aplicar un programa de reforzamiento variable me permitirá moldear las mejores

respuestas. Pero incluso algunos adiestradores profesionales utilizan de forma errónea

el programa de reforzamiento variable; parece ser un concepto particularmente difícil

de comprender para mucha gente. Entendemos perfectamente que no debemos

corregir un comportamiento inaceptable si este cesa, pero parece que nos cuesta ver

que no es necesario ni deseable premiar continuamente el reforzamiento deseado. No

estamos tan seguros de nuestras posibilidades cuando se trata de conseguir controlar

las respuestas aplicando el reforzamiento positivo.

El poder del programa de reforzamiento variable está en la raíz de todo juego de

apuestas. Si todas las veces que introduces una moneda de 100 pesetas en una

máquina tragaperras te salen diez, pronto perderías el interés. Sí, estarías ganando

dinero, pero qué forma más aburrida de hacerlo. A la gente le gusta jugar a las

máquinas tragaperras precisamente porque no se puede predecir cuándo toca mucho

dinero, cuándo poco o cuándo nada, o en qué momento se producirá el reforzamiento

(pudiera ser que ocurriese en el primer intento). La razón por la que algunas personas

se hacen adictas a las apuestas y otras pueden dejarlo sin problemas es otra cuestión,

pero en el caso de los adictos es el programa de reforzamiento variable lo que les

engancha.

Cuanto más espaciado es el programa de reforzamiento mayor será su fuerza para

mantener el comportamiento. No obstante, a largo plazo estos programas son un

www.lectulandia.com - Página 31

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