No le mates ensenale - Karen Pryor
El arte de enseñar y adiestrar
El arte de enseñar y adiestrar
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Un tipo de moldeado autoadministrado que funciona maravillosamente es el
aprendizaje con ordenadores. En los programas del ordenador pueden crearse
entretenidos reforzamientos y conseguir que se acelere el proceso de aprendizaje al
tiempo que la experiencia de moldeado es divertida. Se ha convertido en un campo
con inmensas posibilidades para la aplicación de los principios del reforzamiento
positivo.
Moldeado sin palabras
En las sesiones de entrenamiento tradicionales, como las lecciones de tenis, el
aprendiz es consciente del proceso de moldeado y normalmente participa
entusiasmado en el proceso. De este modo no tienes que esperar simplemente la
respuesta y reforzarla, puedes usar palabras para acelerar el comportamiento y sin
causarle daño alguno: «haz esto, bien, ahora hazlo dos veces seguidas. Bien».
En situaciones informales de la vida diaria, sin embargo, será mejor que realices el
moldeado sin dar instrucciones o debatir. Supón que tienes un compañero de
habitación que es muy desordenado —deja su ropa sucia por todas partes— y con
quien las instrucciones verbales, regañinas, súplicas u otras cosas no dieron resultado.
¿Podrías moldear la pulcritud? Probablemente. Por supuesto que para empezar
tendrías que diseñar un programa de moldeado, estableciendo los pasos inicial e
intermedio que te ayuden a alcanzar el objetivo final. Para que siempre deje su ropa
sucia en el cestón, por ejemplo, puedes empezar con un calcetín y dirigir su
comportamiento (targeting) sosteniendo el cestón abierto delante de él justo en el
momento en que está a punto de lanzar el calcetín al suelo. El refuerzo puede ser
verbal, táctil, o cualquier cosa que creas que aceptará. La gente no es tonta: modifica
su comportamiento ante un puñado de premios. Incluso si el esparcimiento de la ropa
sucia es en realidad un acto de agresión sutil contra ti («¡guarda mi ropa,
esclavo/a!»), aplicando el reforzamiento positivo puedes moldear progresos estables
y visibles para alcanzar lo que tú consideras un grado de orden aceptable.
Hay, sin embargo, dos problemas en este modo de aplicar el moldeado. El primero es
que resulta mucho más fácil notar los errores que los progresos, por lo que, como
animales parlantes que somos, nos resulta mucho más fácil protestar cuando no se
cumplen que reforzar cuando se logran. Y esto puede destruir los avances. La
segunda trampa es que si estás pensando en moldear el comportamiento de otra
persona, resulta muy tentador hablar sobre el tema. Y esto también puede arruinar el
proceso. Si dices «te voy a reforzar» por poner tu ropa en el cestón, por no fumar
marihuana, por no gastar tanto dinero, o cualquier otra cosa, estás sobornando o
prometiendo, no reforzando; al conocer tus intenciones, la otra persona puede
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