No le mates ensenale - Karen Pryor
El arte de enseñar y adiestrar
El arte de enseñar y adiestrar
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Aplicando tanto el programa de reforzamiento fijo como el variable se pueden
enseñar cadenas de comportamientos complejas o largas. Un pollito puede aprender a
picotear un botón cien veces o más para obtener un grano de maíz. Para los humanos
hay numerosos ejemplos de gratificaciones presentadas con retraso. Un psicólogo me
decía bromeando que el programa sin refuerzo más largo en la vida de una persona es
el de la obtención del graduado escolar.
En programas especialmente largos que requieren un gran número de respuestas hay
en ocasiones un punto sin retorno. Para el pollito ese punto es metabólico; cuando
utiliza más energía picoteando de la que recupera con el grano de maíz que recibe, el
comportamiento tiende a desaparecer: las recompensas del trabajo son tan escasas
que simplemente no vale la pena esforzarse. Esto, por supuesto, también sucede a
menudo en las personas.
Otro fenómeno que ocurre en programas de muy larga duración es un inicio lento. El
pollito picotea a un ritmo bajo una vez ha comenzado porque cada picotazo le acerca
al refuerzo, pero los investigadores se han percatado de que el pollito tiende a retrasar
el comienzo cuando los programas de reforzamiento se hacen más y más largos y/o
requieren mayor número de respuestas. A esto se le denomina pausa postreforzamiento
[4] de los programas de razón fija que requieren un gran número de
respuestas, y es un aspecto muy común en la conducta humana. En cualquier tarea
larga, como hacer la declaración de la renta o limpiar el garaje, uno puede encontrar
numerosas razones para posponer la tarea. En ocasiones, escribir, aunque tan solo sea
una carta, es una labor pesada e indeseable. Una vez que comenzamos resulta mucho
más fácil continuar, pero ¡ay!, es tan duro conseguir que nos sentemos y empezar. A
James Thurber le costaba tanto comenzar a escribir un artículo que en ocasiones
trataba de engañar a su mujer (que comprensiblemente estaba deseosa por ver los
artículos ya que eran la fuente de ingresos para pagar las facturas) y se pasaba toda la
mañana en el sofá de su despacho leyendo un libro mientras que con la otra mano
apretaba las teclas de la máquina de escribir para hacer ruido. Este fenómeno de
retraso en el inicio de la respuesta tiene mucha más fuerza que la perspectiva del
eventual reforzamiento positivo que supone el dinero; y el tecleado fingido por lo
menos evitaba el reforzador negativo de los reproches de su mujer.
Un modo de vencer este retraso en el inicio de la respuesta es introducir un refuerzo
sólo por iniciar la labor. Cuando trabajo con mis delfines a veces refuerzo su primer o
segundo salto en la serie de seis. He utilizado esta técnica de forma efectiva en mi
propia formación. Durante varios años, dos o tres tardes por semana, atendía las
clases de postgraduado, lo que me suponía tres horas de clase y una hora de viaje de
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