No le mates ensenale - Karen Pryor
El arte de enseñar y adiestrar
El arte de enseñar y adiestrar
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El arisco conductor
del autobús es rudo
contigo y eso te
altera.
Tu hijo ya adulto, que
debería ser
autosuficiente e
independiente, quiere
volver a vivir en casa.
comportamiento en tu ausencia.
Si todos los días coincides con el mismo conductor, un
amable «Buenos días» o incluso una flor o un refresco
cuando no sea brusco, en una o dos semanas debería dar paso
a una mejoría.
Refuerza a tus hijos en cuando dejen la casa. No critiques
cómo gestionan sus tareas domésticas, la búsqueda de
apartamento, decoración, o su elección de amistades, porque
puede ser que decidan que tienes razón, que tu casa es un
lugar mucho mejor para vivir.
Método 8: Cambiar la motivación
Con frecuencia eliminar la motivación de un comportamiento es el más bondadoso y
efectivo de todos los métodos. La persona que tiene lo suficiente para comer no va a
robar una barra de pan.
Una escena común que siempre me provoca una mueca es la de la madre cuya niña
pequeña está gritando en el supermercado, y sacude con fuerza el brazo de la criatura
para que se calle. Por supuesto una puede comprender que el berrinche es bochornoso
y los tirones del brazo un modo subrepticio de hacer que la niña se calle, menos
intimidatorio que gritarle o pegarle (también es un excelente modo de dislocarle un
codo o un hombro a un niño pequeño, algo que te puede confirmar cualquier
especialista en ortopedia). Normalmente, el problema es que el niño o la niña tienen
hambre, y la visión y el olor de toda esa comida es demasiado para ellos. Muy pocas
madres jóvenes tienen a alguien con quien dejara los niños mientras van al mercado,
y las madres trabajadoras con frecuencia tienen que hacerlas compras justo antes de
la hora de la cena, cuando también ellas están cansadas y hambrientas y por lo tanto
más irritables.
La solución es dar de comer a los niños antes o de camino al mercado; cualquier tipo
de comida rápida será preferible a la angustiosa escena que irrita al niño o a la niña,
la madre, las cajeras y a todos los que están alrededor. Algunos comportamientos son
autorreforzadores, esto es, la realización del comportamiento es un reforzador.
Masticar chicle, fumar y chupar el dedo gordo son algunos ejemplos. El mejor modo
de deshacerse de estos comportamientos, de uno mismo o de los demás, es cambiar la
motivación. De niña yo dejé de masticar chicles porque una tía me dijo que hacía a
las chicas vulgares, y no parecer «vulgar» era mucho más importante para mí que el
placer de masticar chicle. Los fumadores lo dejan cuando sus motivaciones para
fumar se satisfacen de otra manera, o cuando la motivación para dejarlo, el miedo a
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