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No le mates ensenale - Karen Pryor

El arte de enseñar y adiestrar

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entienden “anda”; la orden es “tch, tch”». Me sacó la cuerda, dijo «¡tch, tch!» y

golpeó con el extremo la grupa del potro, con lo que naturalmente el caballo comenzó

a andar. «¡Ves! —me dijo— queda demostrado». Lo vi. Desde entonces, donde quiera

que albergue a mis ponis, les enseño a responder no sólo a mis órdenes, sino también

a cualquier sonido agudo repetitivo —«¡arre!», tarareos y «¡so!»— que sea usado por

los adiestradores del lugar. Me evita problemas, y logro que piensen que soy una

adiestradora aficionada con futuro. ¡Por lo menos no confundo las órdenes!

No sólo es posible sino que es fácil entrenar a los ponis a responder a dos órdenes

distintas para el mismo comportamiento. Aunque no quieras más que una respuesta

para cada uno de los estímulos, es totalmente posible tener varias señales para cada

uno de los comportamientos aprendidos. Por ejemplo, en una sala abarrotada de gente

el orador puede solicitar silencio gritando «silencio» o poniéndose de pie y llevando

su índice a los labios. O, si son especialmente alborotadores, golpeando un vaso con

una cucharilla. Todos nosotros estamos condicionados a realizar este tipo de

comportamiento en respuesta ante cualquiera de los tres estímulos.

Establecer una segunda señal para un comportamiento aprendido se denomina

transferencia del control por el estímulo. Para hacerlo tienes que presentar el nuevo

estímulo, una orden tal vez, y después el antiguo, una señal con la mano por ejemplo,

y reforzar la respuesta; después gradualmente haces el estímulo antiguo menos obvio,

hasta que el alumno ofrece la respuesta por igual. Normalmente esto progresa con

más rapidez que el adiestramiento de la señal original; una vez que «haz este

comportamiento» y «haz este comportamiento con la señal» ya han sido establecidos,

«haz este comportamiento también con otra señal» resulta mucho más fácil de

aprender.

Magnitud de la señal y la respuesta en ausencia del estímulo

Las indicaciones y señales aprendidas no tienen que ser de un volumen o tamaño

determinado para que podamos obtener una respuesta. Un estímulo primario o

incondicionado produce una gradación de respuestas en función de su intensidad,

cuanto más intenso sea el ruido o el pinchazo, más intensa es la reacción. Una señal

aprendida, por el contrario, tiene que ser identificada para desencadenar la respuesta

en toda su intensidad.

Cuando conduces ves una luz roja y frenas; no frenas más deprisa o más despacio

según el tamaño de la señal luminosa. Siempre que reconoces la señal sabes qué

hacer. Por lo tanto, una vez que un estímulo se ha aprendido, no solo es posible

transferirlo sino que también puedes hacerlo cada vez más pequeño, hasta volverlo

www.lectulandia.com - Página 79

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