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La Biografia, Juan Mancera

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<strong>La</strong> segunda venida<br />

¿Qué ruda bestia, cuya hora llegó por fin...?<br />

TODO SE DESMORONA<br />

Cuando Jobs presentó el ordenador de NeXT en 1988, generó una oleada de entusiasmo que se desvaneció cuando por fin<br />

se puso a la venta al año siguiente. <strong>La</strong> capacidad de Jobs para cautivar, intimidar y manejar a la prensa comenzó a fa larle,<br />

y se publicaron varios artículos sobre los apuros que atravesaba la compañía. «El NeXT es incompatible con otros<br />

ordenadores en una época en que la industria avanza hacia sistemas abiertos —informaba Bart Ziegler, de la agencia<br />

Associated Press<br />

—. Como existe una cantidad relativamente pequeña de software que pueda utilizarse en el NeXT, le resulta complicado<br />

atraer a los clientes».<br />

NeXT trató de posicionarse como el líder de una nueva categoría, las estaciones de trabajo personales, para gente que<br />

quería la potencia de una estación de trabajo y la facilidad de uso de un ordenador personal. Sin embargo, esos clientes<br />

estaban por aquel entonces comprándole las máquinas a la pujante Sun Microsystems. Por tanto, los ingresos de NeXT en<br />

1990 fueron de 28 mi lones de dólares, frente a los 2.500 mi lones de Sun. Además, IBM abandonó su acuerdo para<br />

comprar las licencias del software de NeXT, así que Jobs se vio obligado a hacer algo que iba en contra de su naturaleza: a<br />

pesar de su arraigada creencia de que el hardware y el software debían estar unidos inseparablemente, en enero de 1992<br />

accedió a permitir que el sistema operativo NeXTSTEP estuviera disponible para otros ordenadores. Sorprendentemente,<br />

uno de los defensores de Jobs fue JeanLouis Gassée, que había coincidido con él en Apple y también había sido<br />

despedido posteriormente. Escribió un artículo en el que destacaba lo creativos que eran los productos de NeXT. «Puede<br />

que NeXT no sea Apple —sostenía Gassée—, pero Steve sigue siendo Steve». Unos días más tarde, su esposa fue a ver<br />

quién lamaba a la puerta y a continuación subió corriendo las escaleras para decirle a Gassée que Jobs estaba a lí. Le<br />

agradeció haber escrito aquel artículo y lo invitó a un acto en el que Andy Grove, de Intel, iba a aparecer junto a Jobs para<br />

anunciar que el NeXTSTEP estaría disponible para la plataforma de IBM/Intel. «Me senté junto al padre de Steve, Paul<br />

Jobs, un hombre conmovedoramente digno —recordaba Gassée—. Había criado<br />

a un hijo difícil, pero estaba orgu loso y contento de verlo sobre el escenario junto a Andy Grove».<br />

Un año después, Jobs dio el siguiente paso, que parecía inevitable: dejó de producir toda su línea de hardware. Aque la fue<br />

una decisión dolorosa, como lo había sido detener la fabricación de hardware en Pixar. Se preocupaba de todos los<br />

aspectos de sus productos, pero el hardware era una de sus pasiones particulares. Lo lenaba de energía conseguir grandes<br />

diseños, se obsesionaba con los deta les de la producción y podía pasarse horas viendo como sus robots fabricaban aque<br />

las máquinas perfectas. Sin embargo, ahora se veía obligado a despedir a más de la mitad de sus empleados, venderle su<br />

amada fábrica a Canon (que subastó el extravagante mobiliario) y contentarse con una compañía que trataba de venderles<br />

un sistema operativo a los fabricantes de unas máquinas carentes de toda inspiración.<br />

A mediados de la década de los noventa, Jobs había ha lado un cierto placer en su nueva vida familiar y su sorprendente<br />

triunfo en el negocio cinematográfico, pero agonizaba ante la industria de los ordenadores personales. «<strong>La</strong> innovación se<br />

ha detenido prácticamente por completo —le dijo a Gary Wolf, de la revista Wired, a finales de 1995—. Microsoft se ha<br />

hecho con el control sin apenas novedades. Apple ha perdido. El mercado de los ordenadores de sobremesa ha entrado en<br />

la Edad Oscura».<br />

También se mostró sombrío en una entrevista con Anthony Perkins y los redactores de la revista Red Herring concedida por<br />

aque las fechas. En primer lugar, les mostró el lado más desagradable de su personalidad. Poco después de que legaran<br />

Perkins y sus compañeros, Jobs se escabu ló por la puerta trasera «para dar un paseo» y no regresó hasta pasados<br />

cuarenta y cinco minutos. Cuando la fotógrafa de la revista comenzó a tomar algunas imágenes, él hizo un par de<br />

comentarios sarcásticos para que parase. Según señaló Perkins después, «manipulación, egoísmo o simple grosería, no<br />

podíamos saber qué motivaba toda aque la tontería». Cuando al final se sentó para la entrevista, aseguró que ni siquiera la<br />

legada de internet serviría para detener la supremacía de Microsoft. «Windows ha ganado — anunció—.<br />

Desgraciadamente, venció al Mac, venció a UNIX, venció al OS/2. El ganador ha sido un producto inferior».<br />

El fracaso de NeXT a la hora de vender un producto que integrase hardware y software ponía en duda toda la filosofía de<br />

Jobs. «Cometimos un error, que fue tratar de aplicar la misma fórmula utilizada en Apple para crear todo el producto —<br />

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