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2002. Afirmaba estar seguro de que Pixar acabaría por renovar su acuerdo, en parte porque Disney tenía los derechos de<br />
las películas y personajes que Pixar había creado hasta entonces. Además, añadió que Disney se encontraría en una mejor<br />
posición para negociar al cabo de un año, después de que Pixar acabara Buscando a Nemo. «Ayer vimos por segunda vez<br />
la nueva película de Pixar, Buscando a Nemo, que se estrenará el mayo próximo —escribió—. Eso les servirá para poner<br />
de nuevo los pies en el suelo. Está bien, pero no es en absoluto tan buena como sus películas anteriores. Por supuesto, e<br />
los creen que es genial». Hubo dos grandes problemas con aquel mensaje: en primer lugar, se filtró a Los Angeles Times,<br />
lo que<br />
sacó por completo a Jobs de sus casi las, y en segundo lugar estaba equivocado, muy equivocado. Buscando a Nemo se<br />
convirtió en el mayor éxito de Pixar (y de Disney) hasta la fecha. Superó con facilidad a El rey león para convertirse, hasta<br />
ese momento, en la película animada de mayor éxito de la historia. Recaudó 340 mi lones de dólares en Estados Unidos y<br />
868 mi lones en todo el mundo. También legó, en 2010, a convertirse en el DVD más popular de todos los tiempos, con 40<br />
mi lones de copias vendidas, y dio origen a algunas de las atracciones más populares de los parques de atracciones de<br />
Disney. Además, era una creación artística de ricos matices, sutil y profundamente hermosa que ganó el Oscar a la mejor<br />
película de animación. «Me gustó la película porque hablaba de cómo arriesgarse y cómo aprender a dejar que se<br />
arriesgaran aque los a los que amas», declaró Jobs. Su éxito añadió 183 mi lones de dólares a las reservas económicas de<br />
Pixar, lo que suponía un robusto argumento de 521 mi lones de dólares para su enfrentamiento final con Disney.<br />
Poco después de que se acabara la producción de Buscando a Nemo, Jobs le planteó a Eisner una oferta tan unilateral que<br />
claramente pretendía que la rechazara.<br />
En lugar de un reparto de los beneficios al 50 %, como en el acuerdo vigente, Jobs propuso un nuevo contrato por el que<br />
Pixar sería el dueño de todos los derechos de todas las películas que produjera y de todos los personajes que aparecieran<br />
en e las, y le pagaría a Disney una mera tasa del 7,5 % para que las distribuyera. Además, los dos últimos filmes que se<br />
acogían al trato existente —Los Increíbles y Cars eran las que se estaban produciendo— se incorporarían al nuevo acuerdo<br />
de distribución.<br />
Eisner, sin embargo, se guardaba en la manga un poderoso triunfo. Incluso si Pixar no renovaba su contrato, Disney tenía<br />
derecho a crear secuelas de Toy Story y<br />
de las otras películas hechas por Pixar, y era dueña de todos los personajes, desde Woody hasta Nemo, igual que era<br />
dueña del ratón Mickey y del pato Donald. Eisner ya estaba trazando sus planes —o sus amenazas— para que el propio<br />
estudio de animación de Disney crease Toy Story III, puesto que Pixar se había negado a producirla. «Cuando ves lo que<br />
hizo esa compañía cuando produjo <strong>La</strong> Cenicienta II, tiemblas al pensar en lo que podría haber pasado», comentó Jobs.<br />
Eisner logró expulsar a Roy Disney del consejo en noviembre de 2003, pero aque lo no acabó con la agitación reinante.<br />
Roy Disney publicó una feroz carta abierta.<br />
«<strong>La</strong> compañía ha perdido el norte, su energía creativa y sus raíces», escribió. Su letanía de supuestos errores de Eisner<br />
incluía el no haber forjado una relación constructiva con Pixar. Para entonces, Jobs había decidido que ya no quería<br />
trabajar con Eisner, así que en enero de 2004 anunció públicamente que iba a interrumpir las negociaciones con Disney.<br />
Jobs normalmente lograba mantenerse firme a la hora de no hacer públicas las fuertes opiniones que compartía con sus<br />
amigos en torno a la mesa de su cocina en<br />
Palo Alto. Sin embargo, en esta ocasión no se contuvo. Durante una teleconferencia con algunos periodistas, declaró que,<br />
mientras que Pixar creaba grandes éxitos, el equipo de animación de Disney estaba produciendo «unas porquerías<br />
lamentables». Se burló de la idea de Eisner de que Disney hubiera realizado cualquier tipo de contribución creativa a las<br />
películas de Pixar. «Lo cierto es que ha habido muy poca colaboración con Disney durante años. Podéis comparar la<br />
calidad creativa de nuestras películas con la de las tres últimas películas de Disney y juzgar por vosotros mismos cuál es la<br />
capacidad creativa de cada compañía». Además de haber formado un mejor equipo creativo, Jobs había levado a cabo la<br />
notable hazaña de crear una marca que ya conseguía atraer a tantos espectadores como Disney.<br />
«Creemos que Pixar es ahora la marca que goza de mayor poder y confianza en el mundo de la animación». Cuando Jobs<br />
lamó a Roy Disney para informarle de los<br />
últimos cambios, este replicó: «Cuando haya muerto la bruja malvada, volveremos a estar juntos».<br />
John <strong>La</strong>sseter estaba horrorizado ante la perspectiva de romper relaciones con Disney. «Me preocupaban mis pequeños,<br />
saber qué harían con los personajes que yo había creado —recordaba—. Era como si me clavaran un puñal en el<br />
corazón». Cuando informó de aque lo a sus principales ejecutivos en la sala de conferencias de Pixar, se echó a lorar, y<br />
volvió a hacerlo al dirigirse a los aproximadamente ochocientos empleados de Pixar reunidos en el atrio de los estudios.<br />
«Es como si tuvieras un montón de hijos a los que adoras y tuvieras que darlos en adopción para que se fueran a vivir con<br />
pederastas convictos». Jobs subió a continuación al escenario del atrio y trató de calmar un poco las cosas. Explicó por qué<br />
podría ser necesario interrumpir las relaciones con Disney y les aseguró que Pixar, como institución, tenía que seguir<br />
mirando al frente para tener éxito. «Jobs tiene una capacidad absoluta para hacer que creas lo que dice —afirmó Oren<br />
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