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La Biografia, Juan Mancera

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parecía a un girasol, sino también a un atrevido flexo tipo Luxo. De hecho, evocaba la alegre personalidad de Luxo Jr. en el<br />

primer cortometraje de John <strong>La</strong>sseter en Pixar. Apple registró muchas patentes para el diseño, la mayoría a nombre de Ive,<br />

pero en una de e las —para un «sistema informático con una juntura móvil unida a una panta la plana»— Jobs se inscribió<br />

como el inventor principal.<br />

Algunos de los diseños de los Macintosh de Apple pueden parecer, a posteriori, demasiado efectistas. Sin embargo, los<br />

demás fabricantes de ordenadores se<br />

encontraban en el extremo opuesto. Aque la era una industria donde cabía esperar que los productos fueran innovadores,<br />

pero en vez de eso se encontraba dominada por cajas genéricas de diseño barato. Tras unos cuantos intentos pobremente<br />

planteados de pintar las cajas con tonos azules y probar algunas formas nuevas, empresas como De l, Compaq y Hewlett-<br />

Packard decidieron adaptar los ordenadores al mercado de consumo masivo externalizando su fabricación y compitiendo<br />

en el precio. Frente a e los Apple era, con sus diseños atrevidos y sus innovadoras aplicaciones, como iTunes e iMovie,<br />

casi la única empresa que mostraba algo de innovación.<br />

INTEL INSIDE<br />

<strong>La</strong>s innovaciones de Apple no eran algo meramente superficial. Desde 1994, habían comenzado a utilizar un<br />

microprocesador, lamado PowerPC, fabricado en virtud<br />

de un acuerdo entre IBM y Motorola. Durante algunos años, fue más rápido que los chips de Intel, una ventaja que Apple<br />

promocionaba en algunos anuncios cómicos. En la época del regreso de Jobs, no obstante, Motorola se había quedado<br />

atrás en la producción de nuevas versiones del chip. Aque lo dio origen a una pelea entre Jobs y el consejero delegado de<br />

Motorola, Chris Galvin. Cuando Jobs, justo después de su retorno a Apple en 1997, decidió dejar de vender licencias del<br />

sistema operativo del Macintosh a los fabricantes de ordenadores clónicos, le insinuó a Galvin que podría estar dispuesto a<br />

hacer una excepción para el clónico de Motorola, un ordenador compatible con el Macintosh lamado StarMax, pero solo si<br />

estos aceleraban el desarro lo de los nuevos chips PowerPC para ordenadores portátiles. <strong>La</strong> conversación se fue<br />

caldeando. Jobs contribuyó a e lo con su opinión de que los chips de Motorola eran una porquería, y Galvin, que también<br />

tenía un fuerte temperamento, replicó con igual dureza. Jobs le colgó el teléfono. El StarMax de Motorola se canceló y Jobs<br />

comenzó en secreto a planear que Apple abandonase el chip PowerPC de Motorola/IBM y se pasara al de Intel. Aque la no<br />

sería una tarea fácil. Era un proceso similar al de tener que escribir todo un nuevo sistema operativo.<br />

Jobs no le concedió ningún poder real a su consejo de administración, pero sí que empleaba las reuniones para plantear<br />

ideas y discutir diferentes estrategias en un<br />

entorno de confianza en el que él se situaba junto a una pizarra y moderaba las charlas informales. Durante dieciocho<br />

meses, los consejeros hablaron de si debían cambiarse a la arquitectura Intel. «Lo estuvimos debatiendo, planteamos un<br />

montón de preguntas y al final todos decidimos que debíamos dar el paso», recordaba Art Levinson, miembro del consejo.<br />

Paul Ote lini, que por aquel entonces era presidente de Intel y posteriormente legó a ser su consejero delegado, comenzó a<br />

verse con Jobs. <strong>La</strong> pareja se había conocido mientras Jobs bata laba por mantener NeXT con vida y, según las propias<br />

palabras de Ote lini, «cuando su arrogancia había amainado temporalmente». Ote lini trata a la gente con una actitud<br />

tranquila e irónica, y le divirtió (en lugar de asustarle) descubrir, al tratar con Jobs en Apple a principios de la década de<br />

2000,<br />

«que la savia volvía a correr por sus venas y ya no era en absoluto tan humilde». Intel mantenía tratos con otros fabricantes<br />

de ordenadores, y Jobs quería un precio mejor que el que e los tenían. «Tuvimos que buscar maneras creativas de legar a<br />

un acuerdo sobre las cifras», comentó Ote lini. <strong>La</strong> mayoría de las negociaciones se levaron a cabo, tal y como prefería<br />

Jobs, durante largos paseos, en ocasiones por los caminos que conducían al radiotelescopio conocido como el Plato,<br />

situado sobre el campus de Stanford. Jobs comenzaba los paseos contándole una historia y explicando cómo veía la<br />

evolución de la historia de la informática. Al final de la caminata, ya estaba regateando con las cifras.<br />

«Intel tenía la reputación de ser un socio inflexible, y aque lo provenía de los días en que estaba dirigida por Andy Grove y<br />

Craig Barrett —comentó Ote lini—. Yo quería demostrar que Intel era una empresa con la que se podía trabajar». Así pues,<br />

un equipo de expertos de Intel se puso a trabajar con Apple, y lograron adelantarse seis meses a la fecha límite para la<br />

migración de arquitectura. Jobs invitó a Ote lini a que asistiera al retiro de los cien principales ejecutivos de Apple, donde<br />

este se puso una de las famosas batas de laboratorio de Intel que le hacían parecer un astronauta y le dio a Jobs un gran<br />

abrazo. En el anuncio público realizado en<br />

2005, Ote lini, de carácter normalmente reservado, repitió aquel número. «Apple e Intel, juntos al fin», rezaba la gran panta<br />

la.<br />

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