04.04.2013 Views

Diez Negritos De Agatha Christie 5 Diez negritos se fueron a cenar ...

Diez Negritos De Agatha Christie 5 Diez negritos se fueron a cenar ...

Diez Negritos De Agatha Christie 5 Diez negritos se fueron a cenar ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Sí, quisiera que usted me dije<strong>se</strong> por qué lleva un revólver, cuando viene usted sólo a<br />

título de invitado.<br />

—Es usted muy curioso, Blove.<br />

—Estoy en mi derecho.<br />

—Blove, usted no es tan tonto como parece.<br />

—Puede <strong>se</strong>r; pero respóndame respecto a e<strong>se</strong> revólver.<br />

Lombard sonrió.<br />

—Lo he traído porque esperaba caer en una cueva de sinvergüenzas.<br />

—No era eso lo que usted nos decía anoche; ayer nos engañó usted.<br />

—En cierto <strong>se</strong>ntido, sí —asintió Lombard.<br />

—Pues díganos la verdad ahora.<br />

—Bueno; he dejado creer que estaba invitado en esta lista como los demás. No es cierto.<br />

La realidad es que un pequeño judío llamado Morris me ha ofrecido cien guineas por venir<br />

aquí y tener abiertos los ojos para lo que pudiera pasar. Me dijo que yo estaba reputado<br />

como hombre de recursos en las situaciones difíciles.<br />

—¿Y bien? —insistió Blove.<br />

—¡Ah! Eso es todo —respondió Lombard en tono sarcástico.<br />

—Seguramente le habría dicho algo más que eso —añadió Armstrong.<br />

—No, no pude sacarle nada más. Era cosa de tomarlo o dejarlo, me dijo, y como yo estaba<br />

sin un céntimo, acepté.<br />

Con aire de incredulidad, Blove preguntó:<br />

—¿Por qué no nos lo dijo usted ayer noche?<br />

Lombard hizo un movimiento de hombros muy elocuente:<br />

—¿Cómo podía saber yo, querido amigo, si el incidente del gramófono era precisamente<br />

por lo que me habían hecho venir aquí? Me hice el inocente y les conté una historia que no<br />

me comprometía para nada.<br />

—Ahora —dijo el doctor, con sonrisa maliciosa—, ¿supongo que verá usted las cosas bajo<br />

otro aspecto completamente diferente?<br />

La cara de Lombard <strong>se</strong> ensombreció.<br />

—Sí; ahora creo que estoy como todos ustedes; las cien guineas ofrecidas eran el anzuelo<br />

que me tendió mister Owen para atraerme a la ratonera.<br />

Hizo una pausa y continuó:<br />

—Pues juraría que todos estamos cogidos en la misma celda. ¡La muerte de la <strong>se</strong>ñora<br />

Rogers! ¡La de Tony! ¡La desaparición de los <strong>negritos</strong> en la mesa del comedor! Sí, la mano<br />

de mister Owen <strong>se</strong> ve en todo esto. ¿Pero dónde demonios <strong>se</strong> esconde e<strong>se</strong> Owen?<br />

Abajo el sonido solemne del batintín llamó a los invitados para comer.<br />

Rogers estaba en la puerta del comedor. Cuando los tres hombres bajaban las escaleras <strong>se</strong><br />

dirigió hacia ellos y les dijo con voz inquieta:<br />

—Espero que la comida <strong>se</strong>rá de su agrado. Hay jamón y lengua fría y he cocido algunas<br />

patatas; también, además, hay queso, biscuits y frutas en con<strong>se</strong>rva.<br />

—Esa minuta me parece muy aceptable.<br />

¿Tienen entonces muchos víveres de re<strong>se</strong>rva? —preguntó Armstrong.<br />

—Una gran cantidad, <strong>se</strong>ñor... sobre todo en con<strong>se</strong>rvas. La despensa está repleta; esta<br />

precaución es indispensable en una isla que puede quedar aislada de la costa por tiempo<br />

indefinido.<br />

—Exacto —aprobó Lombard.<br />

Seguidamente los tres individuos entraron al comedor.<br />

—Es una lástima que Fred Narracott no haya venido esta mañana. ¡Qué mala suerte!<br />

—Sí, una verdadera mala suerte —terminó Lombard.<br />

<strong>Agatha</strong> <strong>Christie</strong><br />

<strong>Diez</strong> <strong>Negritos</strong><br />

52

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!