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Diez Negritos De Agatha Christie 5 Diez negritos se fueron a cenar ...

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e<strong>se</strong> traje tan ligero.<br />

—¿Frío? Tendré más frío si muero —dijo Vera con sonrisa forzada.<br />

Se levantó y dio algunos pasos, inquieta.<br />

—Voy a volverme loca si me quedo aquí inmóvil. Caminemos un poco.<br />

—Si usted quiere —asintió Lombard.<br />

Lentamente anduvieron por el acantilado. El sol descendía hacia su ocaso y su luz tomaba<br />

suaves tonalidades y les envolvía en su manto dorado.<br />

—Lástima que no podamos bañamos —dijo Vera sonriendo nerviosa.<br />

Philip miraba al mar y de repente gritó:<br />

—¿Qué hay ahí abajo? Usted no lo ve... cerca de esa roca... No... un poco más lejos a la<br />

derecha.<br />

Vera miraba fijamente al lugar indicado.<br />

—Diría que es un paquete de ropa.<br />

—¿Entonces es un bañista? ¡Qué extraño! Creo que es un montón de algas.<br />

—Vamos a ver qué es —repuso ella.<br />

—Son trajes —anunció Lombard—. Mire, un zapato. Venga por aquí.<br />

Ayudándo<strong>se</strong> con pies y manos avanzaron sobre las rocas. Vera <strong>se</strong> detuvo y dijo:<br />

—No son ropas... es un hombre.<br />

El cadáver estaba flotando, preso entre dos piedras, donde la marea lo había lanzado<br />

algunas horas antes. Tras un último esfuerzo, Lombard y Vera llegaron junto al ahogado. Se<br />

inclinaron sobre la cara descolorida y lívida... las facciones tumefactas.<br />

—¡Dios mío! ¡Si es Armstrong! —exclamó Lombard.<br />

<strong>Agatha</strong> <strong>Christie</strong><br />

<strong>Diez</strong> <strong>Negritos</strong><br />

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