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Diez Negritos De Agatha Christie 5 Diez negritos se fueron a cenar ...

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<strong>se</strong>a tan médico como yo... Es lo mismo... es un loco escapado de un manicomio y que <strong>se</strong><br />

hace pasar por doctor... Esa es la verdad... ¿<strong>De</strong>bo decír<strong>se</strong>lo a los otros? ¡Proclamar la<br />

verdad...! No, pues <strong>se</strong> pondría aún más en guardia. Por otra parte, disimula muy bien,<br />

queriendo hacernos creer que está cuerdo. ¿Qué hora es...? Sólo las tres y cuarto... ¡Oh,<br />

Dios mío! Es para volver<strong>se</strong> loco. No hay duda alguna, es Armstrong.»<br />

«¡No me cogerán! ¡Soy lo bastante fuerte para defenderme! No <strong>se</strong>ría la primera vez que me<br />

encuentro en situaciones criticas... ¿Adonde demonios ha ido a parar mi revólver...? ¿Quién<br />

lo ha robado...? ¿Quién lo tiene ahora...? ¡Nadie... claro...! Nos hemos registrado todos...<br />

nadie lo tiene... ¡pero alguien sabe dónde está!»<br />

«Los otros <strong>se</strong> están volviendo locos... todos pierden la cabeza... tienen miedo a morir...<br />

todos tememos la muerte... yo la temo, pero esto no impide que <strong>se</strong> acerque... El coche<br />

fúnebre espera a la puerta, <strong>se</strong>ñor. ¿Dónde he oído eso...? La jovencita... la voy a espiar... sí,<br />

voy a vigilarla mejor...»<br />

«Las cuatro menos veinte... ¡Dios mío, sólo las cuatro menos veinte...! El péndulo <strong>se</strong> ha<br />

parado, <strong>se</strong>guramente... no... No comprendo absolutamente nada... Esa cla<strong>se</strong> de cosas no<br />

pueden ocurrir... y, sin embargo, ocurren... ¿Por qué no despertarnos? ¡Arriba! ¡Es el día del<br />

Juicio Final! No me equivoco... Si pudie<strong>se</strong> al menos reflexionar... mi cabeza, mi pobre<br />

cabeza... va a estallar... partir<strong>se</strong> en dos... Ocurren sucesos inconcebibles... ¿Qué hora es?<br />

¡Dios mío, sólo las cuatro menos cuarto!»<br />

«Es necesario que con<strong>se</strong>rve toda mi sangre fría... Si por lo menos no perdie<strong>se</strong> la cabeza...<br />

todo está clarísimo... y combinado de mano maestra... pero nadie debe sospechar... Es<br />

preciso salvarme a toda costa... ¿A quién le tocará ahora? Eso es lo importante. ¿A quién?<br />

Sí, yo creo... ¿a él?»<br />

El reloj dio las campanadas de las cinco, y todos <strong>se</strong> sobresaltaron.<br />

—¿Alguien quiere tomar el té? —preguntó Vera.<br />

Durante un momento hubo silencio.<br />

—Yo tomaría una taza muy gustoso —dijo Blove.<br />

Vera <strong>se</strong> levantó y añadió:<br />

—Voy a prepararlo. Todos ustedes <strong>se</strong> pueden quedar aquí.<br />

Wargrave le dijo muy amablemente:<br />

—Preferimos, me parece, <strong>se</strong>guirla y mirarla cómo lo hace, querida <strong>se</strong>ñorita.<br />

Vera le miró fijamente y le contestó, con una risita nerviosa:<br />

—¡Naturalmente, ya me lo esperaba!<br />

Los cinco <strong>se</strong> <strong>fueron</strong> a la cocina. Vera preparó el té y bebió una taza acompañando a Blove.<br />

Los otros bebieron whisky... <strong>De</strong>scorcharon una botella y cogieron un sifón de una caja que<br />

todavía no <strong>se</strong> había abierto.<br />

—¡Dos precauciones —murmuró Wargrave— valen más que una!<br />

Volvieron al salón, y aun cuando estaban en verano, la estancia quedaba oscura. Lombard<br />

dio la vuelta a la llave de la luz y no <strong>se</strong> encendieron las lámparas.<br />

—No es extraordinario —indicó Lombard—. El motor no funciona; Rogers ya no puede<br />

cuidar<strong>se</strong> de él. Podríamos ir a ponerlo en marcha.<br />

—He visto un paquete de velas en el armario. Es mejor usarlas —indicó el juez.<br />

Lombard salió de la habitación. Los otros cuatro continuaron espiándo<strong>se</strong>.<br />

<strong>Agatha</strong> <strong>Christie</strong><br />

<strong>Diez</strong> <strong>Negritos</strong><br />

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