Abrir - El club de los que deciden vivir
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modificar constructivamente la sociedad.<br />
Así también, la autopreservación interna <strong>de</strong>tiene <strong>los</strong> conflictos<br />
interiores cuando éstos causan <strong>de</strong>masiado tumulto y hacen<br />
peligrar la integridad psicológica, cuando el conflicto pue<strong>de</strong><br />
provocar más <strong>de</strong>strucción <strong>que</strong> superación.<br />
Actúa cuando el trabajo interior o exterior nos agobia y<br />
nos incapacita para seguir siendo dueños <strong>de</strong> lo <strong>que</strong> hacemos<br />
(tal como <strong>los</strong> dispositivos <strong>que</strong> apagan una máquina cuando está<br />
<strong>de</strong>masiado caliente). Es una forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir “no puedo más”;<br />
pero no como una lamentación ni como una rendición, sino<br />
como una or<strong>de</strong>n a las potencias interiores para <strong>que</strong> “<strong>de</strong>sensillen<br />
hasta <strong>que</strong> aclare”, para <strong>que</strong> repongan fuerzas y hagan un reconocimiento<br />
<strong>de</strong>l terreno antes <strong>de</strong> seguir.<br />
Cabe <strong>de</strong>stacar lo <strong>de</strong> antes <strong>de</strong> seguir para <strong>que</strong> no se convierta<br />
en un no seguir jamás. La autoprotección <strong>de</strong>be actuar como un<br />
límite entre el trabajo y el <strong>de</strong>scanso, como un administrador<br />
<strong>que</strong> <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> finalizar uno y empezar el otro, sin sustituir ni evadir el<br />
trabajo permanentemente. Debe actuar contra el exceso <strong>de</strong> trabajo y<br />
no contra el trabajo. Debe ser como el acto <strong>de</strong> pisar el freno sin <strong>que</strong><br />
ello signifi<strong>que</strong> una elección <strong>de</strong> la inmovilidad permanente. Se<br />
pisa el freno para conservar la integridad y luego po<strong>de</strong>r continuar<br />
el viaje; no para evitar el movimiento, no por miedo a viajar. Eso<br />
sería como si el Estado, en vez <strong>de</strong> preservar las fuerzas <strong>de</strong> la sociedad,<br />
sin cuestionar la disposición al cambio, quisiera preservar el<br />
estado <strong>de</strong> cosas, el or<strong>de</strong>n en vigencia, y luchara contra todo tipo <strong>de</strong><br />
cambio.<br />
Así también, el individuo pue<strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer una dictadura interior,<br />
<strong>que</strong> con la excusa <strong>de</strong> “evitar conflictos” lo haga prisionero<br />
<strong>de</strong> su propio miedo al cambio y lo con<strong>de</strong>ne a una vida vegetativa<br />
don<strong>de</strong> sus faculta<strong>de</strong>s humanas <strong>que</strong><strong>de</strong>n momificadas.<br />
La autopreservación es útil y sana; pero es una <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s<br />
más peligrosas si no se la emplea con su genuina finalidad<br />
ni en su necesaria medida, si no se está en constante vigilancia<br />
sobre uno mismo y el porqué <strong>de</strong> cada actitud <strong>que</strong> se toma.<br />
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