Abrir - El club de los que deciden vivir
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cial <strong>de</strong>l universo.<br />
De la oscuridad inicial surge el impulso a la vida, <strong>de</strong> ahí <strong>los</strong><br />
instintos y <strong>de</strong>spués la inteligencia. Es perfectamente natural<br />
<strong>que</strong> <strong>los</strong> instintos, al chocar contra la realidad, generen impulsos<br />
<strong>de</strong>structivos o in<strong>de</strong>seables. También es natural <strong>que</strong> <strong>los</strong> instintos<br />
y aspiraciones individuales no encajen ni armonicen <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
primer paso con el invento humano <strong>de</strong> la civilización. Aun<strong>que</strong> la<br />
civilización ofrezca mejores posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> vida <strong>que</strong> <strong>los</strong> impulsos<br />
irreflexivos y egoístas, eso <strong>de</strong>be ser aprendido, a veces<br />
muy lentamente, por cada alma humana.<br />
La civilización es un nuevo modo <strong>de</strong> encarar la vida (nunca olvi<strong>de</strong>mos<br />
lo <strong>de</strong> nuevo), una vanguardia creada no sin esfuerzos ni<br />
errores por el espíritu humano en su bús<strong>que</strong>da <strong>de</strong> felicidad.<br />
Es un error catalogar a la vida civilizada como “normal”, y<br />
a quien no la practica bien como “anormal” o “<strong>de</strong>generado”.<br />
La civilización es un paso a<strong>de</strong>lante, un terreno recientemente abierto<br />
al <strong>que</strong> poco a poco vamos adaptando nuestra manera <strong>de</strong> andar.<br />
<strong>El</strong> <strong>que</strong> lo haga menos virtuosamente <strong>que</strong> nosotros no es<br />
un “monstruo”, no es una falla <strong>de</strong> la naturaleza <strong>que</strong> si no media<br />
nuestra intervención <strong>de</strong>struirá al universo como en las historietas:<br />
es ni más ni menos <strong>que</strong> un ser <strong>de</strong> nuestra misma naturaleza<br />
<strong>que</strong> por el momento no acertó en su modo <strong>de</strong> encarar la vida, y<br />
tal vez no tenga problemas con “la vida” en sí, sino con la vida<br />
civilizada, <strong>que</strong> alguien inventó antes <strong>de</strong> <strong>que</strong> él naciera y ahora lo<br />
obliga a formar parte <strong>de</strong> ella.<br />
Incluso es conveniente, cada vez <strong>que</strong> alguien nos disgusta,<br />
preguntarnos si ese alguien es verda<strong>de</strong>ramente “peor” o si sólo<br />
ocurre <strong>que</strong> camina con otro estilo, y tal vez tengamos algo <strong>que</strong><br />
apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> él.<br />
Tal vez cada <strong>de</strong>fecto humano <strong>de</strong>ba ser un incentivo para<br />
reflexionar sobre sus causas, <strong>de</strong> modo <strong>que</strong> comprendamos mejor el<br />
mundo interior <strong>de</strong>l hombre, incluyendo sus conflictos, y extraigamos<br />
provechosas consecuencias para nuestra vida individual<br />
y social.<br />
Todo esto, o su síntesis, su espíritu, su sentimiento, <strong>de</strong>be<br />
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