Abrir - El club de los que deciden vivir
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zarse ni molestarse, <strong>que</strong> tien<strong>de</strong> a <strong>de</strong>sear <strong>que</strong> el mundo haga por<br />
y para nosotros lo <strong>que</strong> no hacemos con nuestras propias manos.<br />
De ahí <strong>que</strong> cuando esto no suce<strong>de</strong>, en vez <strong>de</strong> tomarlo como<br />
lo más natural <strong>de</strong>l mundo se dice <strong>que</strong> hubo mala suerte.<br />
Detrás <strong>de</strong> todo esto subyace siempre una actitud, una <strong>de</strong>ficiencia<br />
moral: no <strong>que</strong>rer observar la vida, ni esforzarse, ni<br />
arriesgarse, y al mismo tiempo <strong>de</strong>sear obtener lo mejor <strong>de</strong>l mundo<br />
mediante la intervención <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>más, <strong>de</strong>l azar o <strong>de</strong> entida<strong>de</strong>s<br />
enigmáticas <strong>que</strong> por alguna razón harán todo en nuestro provecho.<br />
La persona moralmente sana y limpia hace todo lo contrario:<br />
no espera nada <strong>de</strong> fuerzas externas ni cree <strong>que</strong> éstas tengan alguna<br />
obligación para con ella; simplemente trabaja, se convierte a sí<br />
misma en la causa (la única posible y confiable) <strong>que</strong> pue<strong>de</strong> producir<br />
<strong>los</strong> efectos <strong>que</strong> le gustaría <strong>que</strong> ocurrieran.<br />
Imaginemos un ejemplo: dos personas se <strong>de</strong>dican a estudiar,<br />
a prepararse seriamente para ganarse la vida. Se capacitan<br />
en todo lo <strong>que</strong> pue<strong>de</strong>n, no <strong>de</strong>jan nada librado al azar, se convencen<br />
<strong>de</strong> <strong>que</strong> lo verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong>cisivo es su capacidad y su<br />
conocimiento, y una vez <strong>que</strong> se prepararon con todo su esmero<br />
salen a ven<strong>de</strong>r.<br />
Uno ven<strong>de</strong> el producto “A” y tiene gran éxito, se dice a sí<br />
mismo <strong>que</strong> hizo todo muy bien y <strong>que</strong> valió la pena capacitarse.<br />
Otro sale a ven<strong>de</strong>r el producto “B” y ven<strong>de</strong> muy poco, se dice<br />
<strong>que</strong> “algo anduvo mal” y hasta pue<strong>de</strong> pensar <strong>que</strong> “fracasó”,<br />
<strong>que</strong> no vale la pena capacitarse ni esforzarse.<br />
Y seguramente alguien dirá <strong>que</strong> uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> “tuvo suerte”.<br />
¿Este hecho, como tantos similares, <strong>de</strong>muestra <strong>que</strong> existe<br />
la suerte?<br />
En realidad sólo <strong>de</strong>muestra <strong>que</strong> a la gente le interesa mucho<br />
el producto “A” y le interesa poco el producto “B” (aquí<br />
se usa el ejemplo <strong>de</strong> ven<strong>de</strong>r distintos productos, pero se podría<br />
juzgar igualmente las alternativas <strong>de</strong> ejercer distintas profesiones,<br />
habitar en distintos lugares, etc.). Cualquier diferencia <strong>de</strong><br />
resultados se <strong>de</strong>be a algún <strong>de</strong>talle poco conocido <strong>de</strong> la realidad,<br />
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