Abrir - El club de los que deciden vivir
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personas no inclinadas a reflexionar ni a prevenir; mientras <strong>que</strong><br />
para otras están <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s previsibles, y por lo<br />
tanto a ellas no les ocurren.<br />
Existen <strong>los</strong> campos <strong>de</strong> lo previsible y <strong>de</strong> lo imprevisible, y<br />
una <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l hombre es <strong>de</strong>splazar el límite entre<br />
el<strong>los</strong> para <strong>que</strong> <strong>que</strong><strong>de</strong>n más sucesos a su alcance. Quien encara<br />
esto está acrecentando su propio po<strong>de</strong>r y disminuyendo el <strong>de</strong> la<br />
suerte.<br />
En síntesis, si sabemos <strong>que</strong> algunos fenómenos (sean<br />
cuantos sean) <strong>que</strong>dan fuera <strong>de</strong> nuestro alcance, lo más sano es<br />
no ocuparnos <strong>de</strong> el<strong>los</strong>, y movernos en pos <strong>de</strong> lo <strong>que</strong> sí po<strong>de</strong>mos.<br />
Po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jar sin resolver el tema <strong>de</strong> las influencias malignas<br />
o benignas y el <strong>de</strong> <strong>que</strong> exista o no esa cosa intangible<br />
llamada suerte. Precisamente por<strong>que</strong> la suerte es “lo <strong>que</strong> está<br />
fuera <strong>de</strong> nuestro alcance” no po<strong>de</strong>mos hacer nada al respecto, y sí<br />
po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>dicarnos a lo mucho <strong>que</strong> está nuestro alcance para<br />
trabajar por lo <strong>que</strong> <strong>de</strong>seamos.<br />
Muy a menudo aparece en este terreno la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>que</strong> “a la<br />
suerte hay <strong>que</strong> ayudarla”.<br />
Si esta propuesta se refiere a lo <strong>que</strong> está a nuestro alcance<br />
hacer o sembrar, eso <strong>que</strong> hagamos no será parte <strong>de</strong> “la suerte”:<br />
será ni más ni menos <strong>que</strong> parte <strong>de</strong> nuestro trabajo. “La suerte”<br />
seguirá tan fuera <strong>de</strong> nuestro alcance como siempre.<br />
En el fondo <strong>de</strong> todas estas cavilaciones subyace el gran<br />
tema básico: la gran alternativa no está en creer o no creer <strong>que</strong><br />
exista la suerte, sino en arrojarse o no arrojarse a sus brazos.<br />
No importa si la suerte existe o no: importa si ponemos<br />
nuestro futuro en sus manos o en las nuestras.<br />
Si les prestamos la suficiente atención, las habituales discusiones<br />
acerca <strong>de</strong> la suerte no van dirigidas a “<strong>de</strong>mostrar” <strong>que</strong><br />
existe o <strong>que</strong> no existe: van dirigidas a proponer <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la suerte<br />
o a proponer <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> uno mismo.<br />
La ofuscación <strong>de</strong> uno y otro <strong>de</strong> <strong>los</strong> bandos formados en<br />
torno al tema no se <strong>de</strong>be a las diferencias sobre cómo es la realidad,<br />
sino a las relativas a cómo conducirse.<br />
No es una cuestión <strong>de</strong> conocimiento o ignorancia: es una<br />
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