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Abrir - El club de los que deciden vivir

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la realidad, <strong>que</strong> a la fuerza acaba enseñando todo lo <strong>que</strong> hace<br />

falta apren<strong>de</strong>r.<br />

Respecto a <strong>los</strong> <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong> otro, nosotros somos sólo una<br />

parte <strong>de</strong> la realidad. Po<strong>de</strong>mos contribuir a <strong>que</strong> alguien supere sus<br />

<strong>de</strong>ficiencias si damos la respuesta a<strong>de</strong>cuada cuando ese alguien se<br />

relacione con nosotros. Esta respuesta no po<strong>de</strong>mos eludirla<br />

por<strong>que</strong> una respuesta ina<strong>de</strong>cuada alimentaría el crecimiento <strong>de</strong>l mal.<br />

Pero aun actuando <strong>de</strong>l mejor modo, sepamos <strong>que</strong> somos sólo<br />

una parte <strong>de</strong> esa realidad <strong>que</strong> le enseñará en quién sabe cuánto tiempo.<br />

De modo <strong>que</strong> no hay ningún motivo serio para <strong>que</strong>, en caso <strong>de</strong><br />

<strong>que</strong> alguien “malo” se cruce en nuestro camino y siga siendo<br />

tan malo como antes <strong>de</strong> cruzarse, suframos como si hubiera<br />

habido un terrible error <strong>de</strong> Dios, y como si nosotros no hubiéramos<br />

podido corregir eso en lo <strong>que</strong> Dios falló.<br />

Si nos atormentan <strong>los</strong> <strong>de</strong>fectos ajenos, es en general por<br />

dos razones:<br />

1) Pedimos <strong>de</strong>masiado a la realidad y a la gente, pretendiendo<br />

<strong>vivir</strong> ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> belleza y virtud al 100%.<br />

2) No respondimos <strong>de</strong>l modo a<strong>de</strong>cuado ante <strong>los</strong> <strong>de</strong>fectos ajenos,<br />

por falta <strong>de</strong> preparación, reflexión o autocontrol.<br />

Ya se trate <strong>de</strong> una como <strong>de</strong> la otra razón, la responsabilidad<br />

<strong>de</strong> resolver la situación es nuestra. Y la única solución será<br />

ser mejores nosotros.<br />

Cada vez <strong>que</strong> nos encontremos con alguien <strong>que</strong> nos disgusta<br />

repitámonos lo <strong>que</strong> ya comprendimos o creímos compren<strong>de</strong>r:<br />

la ignorancia, la oscuridad <strong>de</strong> la conciencia, es un componente<br />

básico, una “regla <strong>de</strong> juego” <strong>de</strong> este universo. Es un trasfondo <strong>que</strong><br />

genera sufrimiento y con él la aspiración a trascen<strong>de</strong>rlo; pero<br />

no es una monstruosidad, un error cósmico <strong>que</strong> <strong>de</strong>ba odiarse, más<br />

aun cuando nosotros mismos somos una <strong>de</strong>terminada combinación<br />

<strong>de</strong> luz y oscuridad. Y si otro ser se nos aparece como<br />

“peor”, es sólo por<strong>que</strong> eliminó menos oscuridad <strong>que</strong> nosotros,<br />

y la causa <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>fectos es algo <strong>de</strong> lo <strong>que</strong> tal vez nos libramos<br />

un poco más <strong>que</strong> él pero no está ausente en nuestro interior: la<br />

ignorancia el “velo” metafísico presente el la diagramación ini-<br />

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