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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

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IV.3.3.2. Permanencia e impulso del grabado calcográfico<br />

Y aun cuando la enseñanza del grabado calcográfico se continuaba y estimulaba en las<br />

Academias y Escuelas de Bellas Artes, “los numerosos intentos de renovación se quedan a<br />

medio camino y no cuajan en realidades tangibles” (Gallego, 1979, p. 379).<br />

A lo largo del siglo XIX, el grabado calcográfico en talla dulce se enseñó en la Academia<br />

de San Fernando, en Madrid, bajo las direcciones de Carmona, Ametller, Peleguer,<br />

Alejandro Blanco y Martínez Aparici. En Barcelona, estuvo a cargo de José Corominas,<br />

Antonio Casas, Francisco Fontanals, Antonio Roca y José Nicolau Bartomeu. En Valencia,<br />

por Teodoro Blasco, Tomás Rocafort y Pascual Alegre.<br />

Hacia los años cuarenta se agota la primera generación de grabadores procedentes de la<br />

tradición del siglo XVIII: Ametller, Esquivel de Sotomayor, Fontanals, Alejandro Blanco,<br />

Rafael Esteve, Vicente Peleguer,… hasta el punto de que los retratos que aparecieron en la<br />

Guía de Forasteros de esos años, fueron encargados al grabador inglés William Finden por<br />

falta de buenos grabadores españoles. Este es el caso del bello retratito de Isabel II niña,<br />

grabado de reproducción en talla dulce por Finden, según pintura de Florentino Decraene<br />

(Cat. 702), que sirvió de frontispicio para las guías oficiales de 1844 y 1845.<br />

Asimismo, con la creación de las nuevas Escuelas Provinciales, en 1849, se creó una plaza<br />

de grabado en dulce en Cádiz, y, en Sevilla, en 1851, se convocó una plaza que fue cubierta<br />

por Pedro Hortigosa, grabador segoviano que como hemos citado, tuvo la iniciativa de<br />

enseñar en la misma, de manera gratuita, la técnica litográfica.<br />

La creación de la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado, dependiente del<br />

Ministerio de Instrucción Pública, hacia 1850, cambió en alguna medida la enseñanza del<br />

grabado; no obstante, la dirección de Vicente Peleguer quien había sido instruído en la talla<br />

dulce, se abrieron nuevos caminos para el uso del acero y del aguafuerte, así como otras<br />

técnicas de grabado.<br />

Sin embargo, la asistencia a las clases de grabado en dulce en todas estas escuelas es casi<br />

nula: “disminuye tan alarmantemente que en 1863 se discutía en la Academia de San<br />

Fernando la posibilidad de suprimir la cátedra de grabado en Sevilla entonces vacante…”.<br />

No obstante, el dictado de la Academia fue contrario a la supresión “atendiendo a la<br />

postración de este arte en España, a la perjudicial influencia de la fotografía y por último a<br />

la necesidad de mirar a lo porvenir, no a los gustos de la época presente” 245 (Real Academia<br />

de San Fernando, Juntas de 16 de marzo de 1863 y 2 de enero de 1864). Para finales del<br />

siglo, la enseñanza de la talla dulce había caído tan en desuso que sólo quedaba en<br />

funcionamiento la cátedra de Madrid.<br />

Igualmente fueron muy escasas las pensiones en el extranjero para el estudio del grabado<br />

calcográfico, renovándose en 1848 con regularidad, eso sí alternando las de grabado de<br />

láminas y las de medallas.<br />

245 GALLEGO, 1979, p. 383.<br />

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