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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

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Los primeros ensayos litográficos realizados en el área artística son considerados por los<br />

críticos e historiadores del grabado de tímidos balbuceos. El Dr. Roger-Marx opina<br />

textualmente: “Las más antiguas litos parecen sobretodo atestiguar el placer que encuentran<br />

sus autores en las analogías que ofrecen la piedra y su grano con los métodos de los<br />

grabados punteados. Las pruebas son, en general, de aspecto grisáceo y revelan la timidez<br />

con la que el lápiz graso recorre la superficie de la piedra. En definitiva, no hay argumentos<br />

para llamarlos, como se ha hecho como .<br />

Ciertamente estos primeros ensayos son meritorios, pero solo artistas secundarios se han<br />

aventurado en un campo virgen aun, atendiendo a que verdaderos innovadores, y no<br />

simples aficionados, hayan dado vida al procedimiento” 286 .<br />

Los dibujos salidos de los lápices de Boilly, Vivant-Denon, Girodet, Bacler d'Albe... son<br />

catalogados de calcos y no de grabados originales ante la insistencia del dibujo, “faltos de<br />

acento directo que encontraremos algunos años más tarde en los artistas de primera plana,<br />

que solicitados por Engelmann o Lasteyrie, estamparán su firma bajo un dibujo no<br />

"transferido", sino directamente ejecutado sobre la piedra" 287 .<br />

A comienzos de 1815 los impresores franceses, Conde de Lasteyrie y Godefroy<br />

Engelmann, responden al descubrimiento que, desde 1801, Frederic André -colaborador de<br />

Senefelder en Munich– había intentado difundir instalando un establecimiento litográfico<br />

en París “pero sin éxito y no recabando la atención de los franceses” 288 . No obstante, ya en<br />

1806, los oficiales del ejército francés, el coronel Lomet y el barón Lejeune se habían<br />

interesado por la litografía, trabajando y aprendiendo con Senefelder en Munich.<br />

Posteriormente, en 1812 y 1814, tanto Lasteyrie como Engelmann aprenderían con el<br />

propio inventor la nueva técnica, dándole carta de naturaleza en Francia con la instalación<br />

de sus prensas litográficas.<br />

En los comienzos el Sr. Lasteyrie vió la utilidad práctica comercial de la litografía,<br />

dirigiéndola hacia la copia de circulares para el Ministerio de la Policía e igualmente<br />

publicó un facsímil de las cartas de Enrique IV. Sin embargo, rehusó el privilegio exclusivo<br />

por quince años que le ofreció el citado Ministerio, poniendo su interés principal en<br />

enfrentarse libremente al desarrollo y perfeccionamiento de la nueva técnica. Con estas<br />

perspectivas, en 1816 abrió un establecimiento litográfico en París, en la rue du Four. Dada<br />

su avanzada edad, Lasteyrie habría de retirarse pronto, confiando la parte comercial de su<br />

taller a Bregeant y la parte artística a Charles Lemercier.<br />

En cuestión de una década, hacia 1826, el desarrollo de la litografía había recibido un gran<br />

impulso estableciéndose “una veintena de prensas en París y, al menos, una en cada<br />

departamento” 289 (Adhemar, p. ). Entre estos establecimientos activos para los años<br />

veinte en París cabe citar los siguientes: Thierry frères, Charles Motte, Delpech, Villain,<br />

Constans, Bregeant, Noël, Langlumé, Vayron, Sentex, Lemercier, etc., además de los<br />

citados Lasteyrie y Engelmann, de cuya competencia fructífera se vió impulsada la<br />

286 ROGER-MARX, 1962, p. 38.<br />

287 Íbidem, 1962, p. 40.<br />

288 ADHEMAR, 1944, p. I.<br />

289 Íbidem, 1944, p. I.<br />

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