07.05.2013 Views

Las hazañas de Sherlock Holmes

Las hazañas de Sherlock Holmes

Las hazañas de Sherlock Holmes

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

-Realmente, Watson, le <strong>de</strong>bo a usted una disculpa -dijo-. El capitán Jack era un hombre<br />

peligroso. ¿Cómo tiene el brazo herido?<br />

-Algo dolorido -admití-. Pero con un poco <strong>de</strong> yodo y una venda estará perfectamente.<br />

Me preocupa más su hombro, amigo mío, le dio un buen golpe con el atizador. Déjeme<br />

que lo examine.<br />

-Después, <strong>de</strong>spués, Watson. Le aseguro que no es más que una magulladura sin<br />

importancia -replicó con gesto impaciente-. Bueno, puedo confesar ahora que anoche<br />

hubo momentos en que abrigaba las más serias dudas <strong>de</strong> que nuestro hombre cayese en<br />

la trampa.<br />

-¿Trampa?<br />

-Una trampa con cebo, Watson. Y si no hubiera picado en él, nos habría costado mucho<br />

echar el guante al capitán <strong>Las</strong>her. Aposté sobre el hecho <strong>de</strong> que el temor <strong>de</strong> un asesino a<br />

ser <strong>de</strong>scubierto obnubila en ocasiones su inteligencia. Y así resultó.<br />

-Francamente, ni ahora alcanzo a compren<strong>de</strong>r cómo ha resuelto usted este caso.<br />

<strong>Holmes</strong> se recostó aún más en su sillón y juntó las yemas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>dos.<br />

-Mi estimado amigo, el problema no presentaba ninguna dificultad insuperable. Los<br />

hechos eran lo bastante obvios pero lo <strong>de</strong>licado <strong>de</strong> la cuestión estribaba en la necesidad<br />

<strong>de</strong> que el propio asesino los confirmase con algún acto manifiesto. <strong>Las</strong> pruebas<br />

circunstanciales son la perdición <strong>de</strong>l razonador entrenado.<br />

-Confieso que no observé nada.<br />

-Usted lo observó todo, lo que pasa es que no lo razonó. En el curso <strong>de</strong> su relato, la<br />

señorita Murray mencionó que la puerta <strong>de</strong> la “Habitación <strong>de</strong> las Curiosida<strong>de</strong>s” estaba<br />

cerrada y, sin embargo, atienda bien, que las cortinas <strong>de</strong> las ventanas no se hallaban<br />

corridas. Fíjese en este <strong>de</strong>talle, Watson: no estaban corridas, en una planta baja que daba<br />

a la calle. Una extraña circunstancia. Usted recordará que interrumpí a la señorita<br />

Murray para preguntarle sobre las costumbres <strong>de</strong>l coronel Warburton.<br />

“<strong>Las</strong> circunstancias me sugirieron la posibilidad <strong>de</strong> que el coronel Warburton pudiese<br />

estar esperando a un visitante y que la naturaleza <strong>de</strong> la visita era tal que bien él, o la otra<br />

persona, prefería que se celebrara privadamente: el visitante <strong>de</strong>bía entrar por el balcón, y<br />

no por la puerta principal. El coronel se había casado recientemente con una mujer joven<br />

y bella, por lo que <strong>de</strong>scarté la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una vulgar cita femenina. Si mi teoría era acertada,<br />

el visitante <strong>de</strong>bía ser un hombre, cuya entrevista privada con el coronel Warburton<br />

<strong>de</strong>sagradaría a algún otro <strong>de</strong> los presentes, <strong>de</strong> ahí que tuviera que entrar por el balcón.<br />

-Pero estaba cerrado -objeté.<br />

-Naturalmente. La señorita Murray precisó que la señora Warburton acompañó a su<br />

esposo a la “Habitación <strong>de</strong> las Curiosida<strong>de</strong>s” inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cenar, y que, al<br />

parecer, se suscitó una disputa entre ellos. Se me ocurrió pensar que si el coronel<br />

esperaba a un visitante, era muy natural que <strong>de</strong>jase las cortinas <strong>de</strong>scorridas, <strong>de</strong> manera<br />

que aquél pudiese ver <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera que no estaba solo. Al principio, naturalmente, sólo<br />

fueron meras conjeturas, que luego podían adaptarse a los hechos.<br />

-¿Y la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> este misterioso visitante?<br />

-Otra conjetura más, Watson. Sabíamos que la señora Warburton <strong>de</strong>saprobaba la<br />

conducta <strong>de</strong>l capitán <strong>Las</strong>her, el sobrino <strong>de</strong> su esposo. Quiero hacer constar que le<br />

expongo todas estas divagaciones tal como se me ocurrieron durante la primera parte <strong>de</strong>l<br />

relato <strong>de</strong> la señorita Murray. No habría podido moverme en el asunto <strong>de</strong> no haber<br />

contenido la última parte <strong>de</strong> aquella información el único hecho singular que transformó<br />

la más ligera <strong>de</strong> las sospechas en la certeza absoluta <strong>de</strong> que nos hallábamos en presencia<br />

<strong>de</strong> un asesinato premeditado.<br />

102

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!