posible <strong>de</strong>bido a que, premeditadamente, había acostumbrado usted a su esposa y a sus amista<strong>de</strong>s a su adoración por ese paraguas. En realidad, usted apreciaba a su paraguas porque sin él no hubiera podido <strong>de</strong>sarrollar con éxito sus planes. Aunque <strong>Sherlock</strong> <strong>Holmes</strong> había estado hablando con concisión y sin mostrar el menor acaloramiento, pareció adoptar un tono vengador. -¡Muy bien, señor James Cabpleasure! -dijo-. Puedo compren<strong>de</strong>r que fuera <strong>de</strong>sgraciado con su esposa y quisiera abandonarla. Pero, ¿por qué no hacerlo abiertamente, mediante una separación legal, y no con esa mascarada <strong>de</strong> <strong>de</strong>saparición en la nada? El rostro <strong>de</strong> nuestro visitante, <strong>de</strong> sonrosado, pasó a rojo escarlata. -Así lo habría hecho -dijo impulsivamente-, <strong>de</strong> no haber estado casada Gloria cuando se casó conmigo. -¿Cómo dice? El señor Cabpleasure hizo una mueca, en un súbito arranque <strong>de</strong> personalidad que mostraba que podía haber sido un perfecto actor cómico. -¡Oh! Pue<strong>de</strong> comprobarlo fácilmente. Dado que Gloria anhelaba volver a los brazos <strong>de</strong> su auténtico esposo (no importa <strong>de</strong> quién se trata; es un nombre augusto), me temo que ella <strong>de</strong>seaba <strong>de</strong>sembarazarse <strong>de</strong> mí, con preferencia viéndome en la cárcel. Pero se da el caso <strong>de</strong> que yo gano dinero, mientras que el augusto personaje es <strong>de</strong>masiado perezoso para ello, y la pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Gloria es muy notoria. -¡Por Júpiter, Watson! -murmuró <strong>Holmes</strong>-. Esto no es <strong>de</strong>masiado sorpren<strong>de</strong>nte. Nos proporciona el último eslabón. ¿No dije que la dama insistía <strong>de</strong>masiado en su nombre <strong>de</strong> casada <strong>de</strong> Cabpleasure? -Estoy cansado <strong>de</strong> su frialdad; estoy cansado <strong>de</strong> su superioridad, y ahora, con mis cuarenta años a cuestas, lo único que <strong>de</strong>seo es sentarme en paz y leer. Sin embargo, señor, déjeme expresarle que sería una acción poco generosa por su parte el que usted insistiera en lo contrario. -¡Vamos! -dijo <strong>Holmes</strong>-. Yo no soy la policía oficial, señor Cabpleasure... -Cabpleasure ni siquiera es mi apellido. Me fue impuesto por mi tío, quien fundó el negocio. Mi verda<strong>de</strong>ro apellido es Phillimore; James Phillimore. -¡Bien! -Puse todos mis bienes a nombre <strong>de</strong> Gloria, excepto veintiséis diamantes negociables y <strong>de</strong> gran valor. Esperaba reanudar una nueva vida como James Phillimore, liberado ya <strong>de</strong> un maldito nombre ridículo. Pero he sido <strong>de</strong>rrotado por un maestro en estrategia, haga, pues, lo que le parezca. -No, no -dijo suavemente <strong>Holmes</strong>-. Cometió usted un error garrafal, aunque lo vi algo tar<strong>de</strong>. Cuando un carro lechero se <strong>de</strong>tiene ante la puerta principal <strong>de</strong> una casa, en vez <strong>de</strong> hacerlo por la puerta <strong>de</strong> servicio, es que los cimientos <strong>de</strong> nuestro mundo están resquebrajados. Si puedo servirle <strong>de</strong> alguna ayuda en reempren<strong>de</strong>r su nueva vida... -¿Si pue<strong>de</strong> servirme <strong>de</strong> ayuda? -exclamó nuestro visitante. -Sí; y en tal caso no <strong>de</strong>be ser traicionado por su nombre propio, que alguien podría reconocer. Por exigencias diplomáticas, Watson <strong>de</strong>jará (hasta el día en que usted muera) 70
sin resolver el problema <strong>de</strong> su <strong>de</strong>saparición. Tome usted, pues, otro nombre que le guste. ¡Pero, <strong>de</strong>saparecido el señor James Cabpleasure, tampoco al señor James Phillimore <strong>de</strong>be vérsele nunca más en este mundo! Entre estos casos sin resolver está el <strong>de</strong>l señor James Phillimore, que volvió a entrar en su casa para recoger un paraguas olvidado y ya nunca más fue visto en este mundo. (De “El problema <strong>de</strong>l puente <strong>de</strong> Thor”) 71
- Page 1 and 2:
Las hazañas de Sherlock Holmes Adr
- Page 3 and 4:
Prólogo Vicent Starrett, el gran s
- Page 5 and 6:
en la World Bibliography of Sherloc
- Page 7 and 8:
Odessa. Un artículo de fondo está
- Page 9 and 10:
vacaciones en Suiza, temiendo que e
- Page 11 and 12:
comenzado a hacerlo en aquella ocas
- Page 13 and 14:
-No es precisamente eso -dijo-. Le
- Page 15 and 16:
-¡Tierra rasa, Watson! Campos, bos
- Page 17 and 18:
-¡Santo Dios, señor Holmes! -excl
- Page 19 and 20: -Por lo menos se puede decir -repli
- Page 21 and 22: tejado. Al pie de ella, Holmes se d
- Page 23 and 24: La Aventura del Hacendado Trelawney
- Page 25 and 26: -Pues sí, señor. En mi juventud,
- Page 27 and 28: -Y que resulta muy embarazoso para
- Page 29 and 30: -Tenemos aún un par de kilómetros
- Page 31 and 32: -Porque, como acostumbran a hacer m
- Page 33 and 34: Miré en dirección a la cama, con
- Page 35 and 36: -¡No vaya tan deprisa, señor Holm
- Page 37 and 38: -Simplemente, debido a una sensaci
- Page 39 and 40: Sin hacer caso de sus protestas, ex
- Page 41 and 42: -Watson -dijo-, le estoy muy agrade
- Page 43 and 44: no haga más rondas es mi reumatism
- Page 45 and 46: -¡Vaya, esto es aún más de lamen
- Page 47 and 48: hace trampas al joven. Y para dar m
- Page 49 and 50: -¿Quién es éste? ¿Watson, el ma
- Page 51 and 52: -Usted -prosiguió Holmes-, se impr
- Page 53 and 54: La Aventura del Milagro de Highgate
- Page 55 and 56: punto, creo que ha dado usted en el
- Page 57 and 58: -Mucho me temo, señora Cabpleasure
- Page 59 and 60: -Los clientes, o posibles clientes,
- Page 61 and 62: Por lo tanto, sin ningún indicio d
- Page 63 and 64: Por suerte, no la obstruía. El lec
- Page 65 and 66: abajo, sujetándose el sombrero a l
- Page 67 and 68: -Debo proseguir ciertas líneas de
- Page 69: -Después -dijo Holmes-, no fue dif
- Page 73 and 74: su maletín al rincón más cercano
- Page 75 and 76: Tengo una considerable experiencia
- Page 77 and 78: Un hombre estaba cerca de la puerta
- Page 79 and 80: Ninguno de nosotros había oído ap
- Page 81 and 82: los de su especie. ¿Qué interés
- Page 83 and 84: Gregson, como semihipnotizado, dio
- Page 85 and 86: De regreso por el empinado sendero,
- Page 87 and 88: -Vi a una mujer pálida y bellísim
- Page 89 and 90: -¿Conocerla? ¡Pues claro que sí!
- Page 91 and 92: -¡Si, en efecto, esto es de lo má
- Page 93 and 94: -¿Una llegada bien recibida? -inte
- Page 95 and 96: En aquella soleada mañana de abril
- Page 97 and 98: El agente de Scotland Yard había f
- Page 99 and 100: -Realmente, Watson, no sé qué har
- Page 101 and 102: el hombre. Quizá aún más que Hol
- Page 103 and 104: -Debo decir que no puedo recordar..