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-Por lo menos se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir -replicó- que la balanza <strong>de</strong> las probabilida<strong>de</strong>s se inclina en<br />
esa dirección. Con toda seguridad era evi<strong>de</strong>nte, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio, que una persona en la<br />
posición <strong>de</strong> lady Mayo no habría entrado con tanta naturalidad en conversación <strong>de</strong><br />
ferrocarril con un joven <strong>de</strong>sconocido, a menos que ya fueran, según frase inconsciente,<br />
pero iluminadora, <strong>de</strong> la señorita Forsythe, “viejos amigos”.<br />
-Subestimé sus faculta<strong>de</strong>s, señor <strong>Holmes</strong> -terció con aspereza lady Mayo, quien hasta<br />
entonces había estado dando palmaditas en la mano <strong>de</strong> Celia-. Sí, en efecto, conocía a<br />
Alexei cuando era un muchachito que iba vestido <strong>de</strong> marinero en San Petersburgo.<br />
-Don<strong>de</strong> su esposo, según <strong>de</strong>scubrí, era primer secretario en la Embajada británica. En<br />
O<strong>de</strong>ssa supe <strong>de</strong> otro hecho también <strong>de</strong> gran interés.<br />
-¿Eh? ¿De qué se trata?<br />
-El nombre <strong>de</strong>l principal agente <strong>de</strong> los nihilistas; un loco temerario y fanático que ha<br />
estado muy unido al Gran Duque por algún tiempo.<br />
-¡Imposible!<br />
-Pero verdad.<br />
Durante un instante, lady Mayo se le quedó mirando fijamente, con una expresión<br />
mucho menos pétrea, mientras el lando dio un bandazo al encontrarse con un bache.<br />
-Escúcheme, señor <strong>Holmes</strong>. Mi estimado Alee se ha dirigido ya a la policía, en la<br />
persona <strong>de</strong> Sir Charles Warren, el comisario.<br />
-Gracias. He visto la carta. Y también el sello con las armas <strong>de</strong> la Rusia Imperial.<br />
-De todas maneras -prosiguió lady Mayo, imperturbable-, repito que hay patrullas por el<br />
parque y la casa está custodiada.<br />
-Sin embargo, un zorro pue<strong>de</strong> escapar <strong>de</strong> los sabuesos.<br />
-¡No es sólo una mera cuestión <strong>de</strong> guardas y vigilancia! En este momento, señor<br />
<strong>Holmes</strong>, el pobre Alee se halla confinado en una antigua estancia <strong>de</strong> gruesos muros,<br />
cuya puerta tiene atrancada. Los barrotes que cruzan sus ventanas no permiten introducir<br />
ni siquiera una mano al interior. La chimenea es antigua, acampanada, pero <strong>de</strong> apertura<br />
tan estrecha que nadie sería capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>slizarse por ella; aparte <strong>de</strong> que está encendida.<br />
¿Cómo podría, pues, atacarle un enemigo?<br />
-¿Cómo? -murmuró <strong>Holmes</strong>, mordiéndose el labio y tamborileando con sus largos <strong>de</strong>dos<br />
sobre su huesuda rodilla-. Es verdad que pue<strong>de</strong> estar a salvo por una noche, puesto que...<br />
Lady Mayo hizo un leve gesto <strong>de</strong> triunfo.<br />
-No se ha <strong>de</strong>scuidado precaución alguna -dijo-. Incluso el tejado ha sido salvaguardado.<br />
El criado <strong>de</strong> Alee, Trepley, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber entregado su carta en Londres con suma<br />
diligencia, regresó en el tren anterior al que uste<strong>de</strong>s han tomado y alquiló un caballo en<br />
la al<strong>de</strong>a. En este momento se halla apostado en el tejado <strong>de</strong>l Hall, velando fielmente por<br />
la seguridad <strong>de</strong> su amo.<br />
El efecto <strong>de</strong> esta afirmación fue extraordinario. <strong>Sherlock</strong> <strong>Holmes</strong> se puso en pie <strong>de</strong> un<br />
brinco en el coche; su capa <strong>de</strong>splegó una silueta negra y grotesca cuando se asió al<br />
pescante para sostenerse.<br />
-¿En el tejado? -dijo como un eco-. ¿En el tejado?<br />
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