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Las hazañas de Sherlock Holmes

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Warburton. Descubrí mi juego con toda premeditación. El resto, ya lo sabe usted.<br />

Nuestro hombre vino armado <strong>de</strong> un atizador, tras emplear una llave falsa para entrar en<br />

la “Habitación <strong>de</strong> las Curiosida<strong>de</strong>s”, llave que posteriormente hallamos en su bolsillo.<br />

Creo que no hay nada más que añadir.<br />

-Pero, ¿y el motivo, <strong>Holmes</strong>? -exclamé.<br />

-No tenemos que mirar muy lejos, Watson. Sabemos que hasta la boda <strong>de</strong>l coronel<br />

Warburton, <strong>Las</strong>her era su único pariente, y <strong>de</strong>bemos suponer, por lo tanto, que también<br />

era su único here<strong>de</strong>ro. De acuerdo con las manifestaciones <strong>de</strong> la señorita Murray, la<br />

señora Warburton censuraba al joven a causa <strong>de</strong> la extravagante vida que llevaba. Es<br />

evi<strong>de</strong>nte que la influencia <strong>de</strong> la esposa <strong>de</strong>bía representar un serio peligro para los<br />

intereses <strong>de</strong>l capitán Jack.<br />

“La noche en cuestión, nuestro hombre acudió abiertamente a la casa, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

hablar con la señorita Murray y el comandante Earnshaw, se retiró a beber una copa <strong>de</strong><br />

Oporto en el comedor. Una vez en él, saltó por la ventana que se abre al jardín, fue a las<br />

<strong>de</strong> la “Habitación <strong>de</strong> las Curiosida<strong>de</strong>s” y disparó a través <strong>de</strong> una <strong>de</strong> ellas contra el<br />

coronel y su esposa.<br />

“Pocos segundos le bastaron para trasladarse <strong>de</strong> nuevo al comedor, tomar una botella y<br />

salir con ella en la mano al vestíbulo, casi al mismo tiempo que irrumpían en él las otras<br />

dos personas. Para completar la ilusión <strong>de</strong> la locura <strong>de</strong>l coronel Warburton sólo le<br />

quedaba eliminar los agujeros <strong>de</strong> las balas, y al entrar en la habitación por la ventana<br />

<strong>de</strong>strozada <strong>de</strong>jar el revólver junto a la mano <strong>de</strong> la víctima.<br />

-Y si la señora Warburton no hubiera estado allí, y él hubiera logrado entrevistarse con<br />

su tío, ¿qué habría pasado? -pregunté.<br />

-Ah, Watson, eso sólo po<strong>de</strong>mos suponerlo. Pero el hecho <strong>de</strong> que acudiese armado hace<br />

pensar en lo peor. No dudo que cuando se celebre el juicio se verá que <strong>Las</strong>her tenía<br />

dificulta<strong>de</strong>s económicas, y como bien hemos visto, se trata <strong>de</strong> un joven que no se para<br />

ante nada para eliminar cualquier obstáculo que se oponga a sus necesida<strong>de</strong>s. Bien,<br />

querido amigo, ya es hora <strong>de</strong> que regrese usted a su hogar. Le ruego que presente mis<br />

excusas a su esposa por cualquier pequeña interrupción que pueda haberles causado en<br />

la tranquilidad <strong>de</strong> su matrimonio.<br />

-Pero pensemos ahora en su hombro, <strong>Holmes</strong> -insistí-. Debo aplicarle algún linimento<br />

antes <strong>de</strong> que se retire usted a <strong>de</strong>scansar unas cuantas horas.<br />

-¡Tonterías, Watson! -replicó mi amigo-. A estas alturas ya <strong>de</strong>bería usted saber que el<br />

espíritu es el dueño <strong>de</strong>l cuerpo. Tengo entre manos un pequeño problema concerniente a<br />

una solución <strong>de</strong> potasa, así que, si tiene la bondad <strong>de</strong> alcanzarme aquella probeta...<br />

Hubo sólo dos (casos) que tuve oportunidad <strong>de</strong> poner en su conocimiento, el <strong>de</strong>l<br />

pulgar <strong>de</strong>l señor Hatherley el <strong>de</strong> la locura <strong>de</strong>l coronel Warburton. (De “El pulgar <strong>de</strong>l<br />

ingeniero”)<br />

www.sherlock-holmes.es<br />

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