07.05.2013 Views

Las hazañas de Sherlock Holmes

Las hazañas de Sherlock Holmes

Las hazañas de Sherlock Holmes

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Gregson, como semihipnotizado, dio un paso a<strong>de</strong>lante con su mano alzada, y se<br />

<strong>de</strong>tuvo.<br />

-¡Pero si no pue<strong>de</strong> hacerse, señor <strong>Holmes</strong>! ¡En todo caso, no así!<br />

-¿Por qué no?<br />

-La dirección que presentaba la herida <strong>de</strong>l coronel era hacia arriba. Nadie podría asestar<br />

un golpe así <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el otro lado <strong>de</strong> la mesa. ¡Es imposible!<br />

Mi amigo, que se hallaba en pie con la cabeza un tanto echada hacia atrás y asiendo<br />

con ambas manos la pesada copa que alzaba ante sus labios, adoptó ahora su posición<br />

normal y ofreció el recipiente al hombre <strong>de</strong> Scotland Yard.<br />

-¡Bien! -exclamó-. Ahora, Gregson, imagine que es usted el coronel Dalcy. Yo soy el<br />

criminal. Colóquese en mi lugar y levante la “Suerte <strong>de</strong> Lavington”.<br />

-Está bien. ¿Y qué más?<br />

-Haga exactamente lo que hice yo. Pero no se lleve la copa a los labios. ¡Eso es,<br />

Gregson, eso es! ¡Pero escuche bien lo que le he dicho...! ¡No la lleve a los labios!<br />

La luz fulguró en la copa mientras la levantaba.<br />

-¡No, hombre, no! -gritó <strong>de</strong> pronto <strong>Holmes</strong>-. ¡Ni un centímetro más, si estima en algo su<br />

vida!<br />

No había aún terminado <strong>de</strong> hablar cuando se oyó un golpe metálico seco. Una<br />

<strong>de</strong>lgada cuchilla afilada salió disparada <strong>de</strong> la parte inferior <strong>de</strong> la copa tan veloz como el<br />

ataque <strong>de</strong> una serpiente. Gregson se echó hacia atrás lanzando un juramento mientras la<br />

copa se caía <strong>de</strong> sus manos, rodando por el suelo.<br />

-¡Santo Dios! -exclamé.<br />

-¡Santo Dios! -dijo otra voz, como un eco <strong>de</strong> la mía.<br />

Sir Reginald Lavington, cuyo atezado rostro aparecía ahora lívido, se hallaba <strong>de</strong>trás<br />

<strong>de</strong> nosotros con un brazo alzado, como para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> un golpe. Luego, exhaló un<br />

gemido y ocultó el rostro entre las manos. Nos miramos unos a otros en un silencio<br />

preñado <strong>de</strong> horror.<br />

-Si no me hubiese prevenido usted, la cuchilla me habría traspasado la garganta -dijo<br />

Gregson con voz aún temblorosa.<br />

-Nuestros antepasados tenían medios expeditivos para eliminar a sus enemigos -observó<br />

<strong>Holmes</strong>, recogiendo <strong>de</strong>l suelo la pesada copa y examinándola más atentamente-. Con tal<br />

juguete en casa resulta muy peligroso para un invitado beber en ausencia <strong>de</strong> su anfitrión.<br />

-¡Asique sólo fue un espantoso y <strong>de</strong>sgraciado acci<strong>de</strong>nte! ¡Dalcy resultó víctima inocente<br />

<strong>de</strong> una celada inventada hace cuatro siglos!<br />

-Observe lo ingenioso <strong>de</strong> este mecanismo, más o menos, como sospeché anoche...<br />

-Señor <strong>Holmes</strong> -saltó el baronet- nunca he pedido a nadie un favor en mi vida...<br />

83

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!