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Las hazañas de Sherlock Holmes

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vacaciones en Suiza, temiendo que el aislamiento <strong>de</strong> Grexton Low Hall pudiera<br />

<strong>de</strong>primirme. En el tren, entre París y Grin<strong>de</strong>wald, conocimos a Charles. Debería <strong>de</strong>cir al<br />

señor Charles Hendon.<br />

<strong>Holmes</strong> se había hundido <strong>de</strong> nuevo en el sillón, juntando las yemas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>dos,<br />

según era su hábito cuando se hallaba <strong>de</strong> talante crítico.<br />

-¿Fue ésta la primera vez que veía al caballero?<br />

-¡Oh, sí!<br />

-Ya veo. ¿Y cómo se trabó el conocimiento?<br />

-Pues <strong>de</strong> manera trivial, señor <strong>Holmes</strong>. Estábamos los tres solos en un compartimento <strong>de</strong><br />

primera clase. Los modales <strong>de</strong> Charles eran tan correctos, su voz tan bella, su sonrisa tan<br />

cautivadora...<br />

-No lo dudo. Pero le ruego que sea precisa en los <strong>de</strong>talles.<br />

Miss Forsythe abrió <strong>de</strong> par en par sus gran<strong>de</strong>s ojos azules.<br />

-Creo que fue la ventanilla -dijo-. Charles (<strong>de</strong>bo <strong>de</strong>cirle a usted que tiene unos ojos<br />

notables y un poblado bigote color castaño), se inclinó y solicitó <strong>de</strong> lady Mayo el<br />

permiso para bajar la ventanilla. Ella asintió, y a los pocos momentos nos hallábamos<br />

todos charlando como viejos amigos.<br />

-¡Hum! Ya veo.<br />

-Lady Mayo, a su vez, me presentó a Charles. El viaje a Grin<strong>de</strong>wald transcurrió rápida y<br />

felizmente. Pero no bien hubimos traspasado el umbral <strong>de</strong>l Hotel Splendi<strong>de</strong>, cuando<br />

ocurrió el primero <strong>de</strong> los horribles sobresaltos que han hecho <strong>de</strong>sgraciada mi vida <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

entonces.<br />

“A pesar <strong>de</strong> su nombre, el hotel es más bien pequeño y encantador. Al instante supe que<br />

el señor Hendon era un hombre <strong>de</strong> alguna importancia, aunque él se había <strong>de</strong>scrito<br />

mo<strong>de</strong>stamente como un caballero soltero que viajaba sólo con un criado. El gerente <strong>de</strong>l<br />

hotel, el señor Branger, se aproximó y se inclinó profundamente ante lady Mayo y<br />

también ante el señor Hendon. Este cruzó algunas palabras en voz baja con el señor<br />

Branger, quien volvió a repetir la profunda reverencia. Con lo cual Charles se volvió<br />

sonriente, cuando <strong>de</strong> súbito se alteró toda su compostura.<br />

“Aún le veo allí, en pie, con su larga casaca y su sombrero <strong>de</strong> copa, con un bastón <strong>de</strong><br />

paseo bajo el brazo. Su espalda estaba vuelta hacia un semicírculo ornamental <strong>de</strong><br />

helechos y siemprevivas que enmarcaban una chimenea <strong>de</strong> repisa baja y sobre la cual se<br />

hallaba un reloj suizo <strong>de</strong> diseño exquisito.<br />

“Hasta aquel momento yo no había prestado atención al reloj. Pero Charles, profiriendo<br />

un grito ahogado, se abalanzó hacia el hogar. Alzando el pesado bastón <strong>de</strong> paseo, lo<br />

abatió contra el reloj, asestando golpe tras golpe hasta dar con él, hecho trizas, en el<br />

suelo.<br />

“Luego, giró en redondo y se volvió lentamente. Sin mediar una sola palabra <strong>de</strong><br />

explicación sacó <strong>de</strong> su bolsillo la cartera y entregó al señor Branger un billete <strong>de</strong> una<br />

cuantía superior a diez veces el precio <strong>de</strong>l reloj, comenzando luego a hablar<br />

animadamente <strong>de</strong> otros asuntos.<br />

“Ya pue<strong>de</strong> usted imaginarse, señor <strong>Holmes</strong>, que todos los asistentes quedamos, como es<br />

fácil <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r, <strong>de</strong> una pieza. Mi impresión era que lady Mayo estaba asustada, a<br />

pesar <strong>de</strong> toda su aparente dignidad. Sin embargo, juraría que Charles no lo había estado;<br />

sino, simplemente, furioso y resuelto. En aquel momento me fijé en el criado <strong>de</strong><br />

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