You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Un hombre estaba cerca <strong>de</strong> la puerta. La escasa luz <strong>de</strong> una simple vela que alzaba por<br />
encima <strong>de</strong> su cabeza iluminaba un par <strong>de</strong> ojos negros y gran<strong>de</strong>s que relucían en un rostro<br />
<strong>de</strong> cejas tan negras y tan atezado como el <strong>de</strong> un gitano andaluz. La anchura <strong>de</strong> sus<br />
hombros daba la impresión <strong>de</strong> una fuerza formidable y ceñía su cuello una especie <strong>de</strong><br />
golilla <strong>de</strong> seda negra.<br />
-¿Qué es esto? -preguntó con voz retadora y avanzando con pasos silenciosos hacia<br />
nosotros-. ¿Quiénes son uste<strong>de</strong>s? Mal <strong>de</strong>ben andar las cosas, Bassett, para que invada<br />
usted la casa <strong>de</strong> su señor con un grupo <strong>de</strong> extraños.<br />
-Debo recordarle, Sir Reginald, que se ha cometido un crimen horrendo -replicó<br />
severamente el <strong>de</strong>tective local-. Este señor es el inspector Gregson, <strong>de</strong> Londres, y estos<br />
dos caballeros, <strong>Sherlock</strong> <strong>Holmes</strong> y el doctor Watson.<br />
Una sombra <strong>de</strong> inquietud pareció cruzar el rostro oscuro <strong>de</strong>l baronet al mirar a<br />
<strong>Holmes</strong>.<br />
-He oído hablar <strong>de</strong> usted -farfulló. Su mirada se dirigió hacia el cadáver-. Si, Buck<br />
Dalcy está muerto y probablemente con<strong>de</strong>nado. Ahora conozco la reputación <strong>de</strong> que<br />
gozaba. Vino, caballos, mujeres... Bueno, también ha habido Lavingtons así. Quizá,<br />
señor <strong>Holmes</strong>, tenga usted el juicio <strong>de</strong> reconocer que ha sido simplemente mala suerte y<br />
no un asesinato, como otros opinan.<br />
Con gran asombro por mi parte, <strong>Holmes</strong> pareció consi<strong>de</strong>rar muy seriamente esta<br />
monstruosa afirmación.<br />
-De no ser por una circunstancia <strong>de</strong>terminada, Sir Reginald -dijo por fin-, probablemente<br />
estaría <strong>de</strong> acuerdo con usted.<br />
Gregson sonrió agriamente.<br />
-Ya nos hemos dado cuenta <strong>de</strong> esa circunstancia. La daga <strong>de</strong>saparecida...<br />
-Yo no dije que se tratase <strong>de</strong> la daga.<br />
-No era necesario que lo dijera, señor <strong>Holmes</strong>. ¿Pue<strong>de</strong> un hombre cercenarse la garganta<br />
por acci<strong>de</strong>nte y luego escon<strong>de</strong>r el arma?<br />
Tomando el can<strong>de</strong>labro <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong>l sargento Gregson lo sostuvo ante la<br />
panoplia cuyas armas centelleaban sobre el oscuro artesonado. Sus ojos testarudos se<br />
clavaron en los <strong>de</strong>l baronet.<br />
-¿Dón<strong>de</strong> está la daga que colgaba aquí? -preguntó.<br />
-La saqué yo -respondió Sir Reginald.<br />
-¡Ah! Conque usted la sacó... ¿por qué?<br />
-Ya se lo dije al sargento Bassett. Fui a pescar esta mañana y usaba esa vieja hoja para<br />
los sollos, igual que hacían mis antepasados.<br />
-¿La tiene usted, pues?<br />
-No... ¿Es que tengo que repetirlo cien veces a la policía? La perdí. Se me <strong>de</strong>bió caer <strong>de</strong><br />
la cesta, quizá al río o por el camino.<br />
77