07.05.2013 Views

Las hazañas de Sherlock Holmes

Las hazañas de Sherlock Holmes

Las hazañas de Sherlock Holmes

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

No nos permitió <strong>de</strong>cir ni media palabra hasta que hube ingerido algún alimento, si<br />

bien la señorita Murray apenas tocó una taza <strong>de</strong> café.<br />

-¡Hum! -dijo <strong>Holmes</strong> con cierto <strong>de</strong>sencanto, cuando nuestra cliente hubo terminado <strong>de</strong><br />

relatar, balbuceante, lo que ya me había contado a mí-. Realmente es una dolorosa<br />

tragedia, señorita. Pero no alcanzo a ver qué servicio puedo prestarle. Un tal coronel<br />

Warburton se vuelve loco, dispara primero contra su esposa y luego contra sí mismo.<br />

Supongo que no cabe duda alguna <strong>de</strong> que los hechos son así.<br />

La señorita Murray suspiró.<br />

-Desgraciadamente, no -replicó-. Aunque al principio esperábamos que pudieran ser<br />

obra <strong>de</strong> un ladrón.<br />

-¿Esperaban uste<strong>de</strong>s que pudieran ser obra <strong>de</strong> un ladrón?<br />

Me sentí muy molesto por la causticidad <strong>de</strong>l tono <strong>de</strong> voz <strong>de</strong> <strong>Holmes</strong>, en cuya causa<br />

no pu<strong>de</strong> evitar profundizar. Des<strong>de</strong> que en el mes anterior se vio superado en ingenio y<br />

<strong>de</strong>rrotado por la señora <strong>de</strong> Godfrey Norton, <strong>de</strong> soltera Irene Adler, su actitud hacia el<br />

sexo femenino se había hecho más mordaz que nunca.<br />

-Realmente, <strong>Holmes</strong> -protesté con alguna aspereza-, lo que la señorita Murray quería<br />

<strong>de</strong>cir es que únicamente en el caso <strong>de</strong> que hubiera intervenido un ladrón podía haberse<br />

salvado el nombre <strong>de</strong>l coronel Warburton <strong>de</strong>l estigma <strong>de</strong>l suicidio. Espero que no la hará<br />

responsable por la <strong>de</strong>safortunada elección <strong>de</strong> unas palabras.<br />

-La <strong>de</strong>safortunada elección <strong>de</strong> unas palabras, Watson, ha colgado a más <strong>de</strong> un asesino<br />

antes <strong>de</strong> ahora. ¡Bien, bien, no <strong>de</strong>bemos entristecer más a esa joven dama! Pero, ¿sería<br />

posible, señorita, que fuese usted más explícita?<br />

Con gran sorpresa por mi parte, una sonrisa tanto <strong>de</strong> anhelo como <strong>de</strong> vehemencia<br />

iluminó el pálido rostro <strong>de</strong> nuestra visitante.<br />

-Mi padre, señor <strong>Holmes</strong>, fue el capitán Murray <strong>de</strong>l Motín <strong>de</strong> los Cipayos. Ya verá usted<br />

si puedo ser explícita.<br />

-¡Vaya, esto ya está muchísimo mejor! ¿Y qué más?<br />

-El coronel Warburton y su esposa -dijo- vivían en el número 9 <strong>de</strong> Cambridge Terrace.<br />

Habrá usted visto muchas casas semejantes, sólidas y florecientes en el distrito <strong>de</strong> Hy<strong>de</strong><br />

Park. A cada lado <strong>de</strong> la puerta principal, y tras un pequeño cuadro <strong>de</strong> jardín rocoso, hay<br />

una habitación con dos balcones. El coronel Warburton y mi querida Eleanor estaban<br />

solos en la sala a la izquierda <strong>de</strong> la puerta principal, <strong>de</strong>nominada la “Habitación <strong>de</strong> las<br />

Curiosida<strong>de</strong>s”. Fue la noche pasada, exactamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cenar. La puerta <strong>de</strong> dicha<br />

estancia estaba cerrada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro. <strong>Las</strong> dos ventanas habían sido igualmente cerradas,<br />

aunque las cortinas no se hallaban corridas. No había allí ninguna otra persona, ni<br />

tampoco podía haberse ocultado, pues la habitación carece <strong>de</strong> cualquier otro acceso. El<br />

coronel tenía una pistola en la mano <strong>de</strong>recha. Los cerrojos estaban intactos, la estancia<br />

estaba herméticamente atrancada como una fortaleza. Pue<strong>de</strong> usted admitir estos datos,<br />

señor <strong>Holmes</strong>, como hechos.<br />

Y, según pu<strong>de</strong> luego atestiguar, la señorita Murray había dicho toda la verdad.<br />

90

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!