evangelizacion en la iglesia primitiva
evangelizacion en la iglesia primitiva
evangelizacion en la iglesia primitiva
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
20 - LA EVANGELlZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA<br />
cultura pagana fue de completo rechazo. Tertuliano es, quizá, el<br />
ejemplo extremo: «¿Qué ti<strong>en</strong>e que ver At<strong>en</strong>as con Jerusalén?»,<br />
preguntó.<br />
¿Qué concordancia hay <strong>en</strong>tre <strong>la</strong> Academia y <strong>la</strong> Iglesia? ...<br />
¡Fuera con todo int<strong>en</strong>to de producir un abigarrado<br />
cristianismo sobre <strong>la</strong> base de un compuesto de estoicismo,<br />
p<strong>la</strong>tonismo y eclecticismo! Después de t<strong>en</strong>er a Jesucristo no<br />
queremos ninguna polémica e<strong>la</strong>borada; después de disfrutar<br />
del Evangelio no deseamos más indagación. Aparte de<br />
nuestra fe no queremos otra cre<strong>en</strong>cia. 24<br />
Esta fue ciertam<strong>en</strong>te una primera actitud cristiana, compartida<br />
por Tacian0 25 y por muchos otros cristianos primitivos. Sin<br />
embargo, resultó imposible sost<strong>en</strong>er<strong>la</strong> consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te. El<br />
p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to griego había p<strong>en</strong>etrado demasiado profundam<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> el mundo antiguo como para que pudiese ser exorcizado<br />
mediante el simple procedimi<strong>en</strong>to de cerrar los ojos ante esa<br />
realidad. En consecu<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> el Nuevo Testam<strong>en</strong>to, <strong>en</strong>contramos<br />
a Pablo y a otros misioneros cristianos empleando aquello que es<br />
verdadero y útil del paganismo;26 y durante el siglo 2 este<br />
procedimi<strong>en</strong>to continuó desarrollándose con <strong>en</strong>tusiasmo. Se lo<br />
l<strong>la</strong>mó «despojar a los egipcios» y lo utilizaron con gran acierto<br />
Justino, Arístides, At<strong>en</strong>ágoras, Teófilo y también los grandes<br />
alejandrinos Clem<strong>en</strong>te y Oríg<strong>en</strong>es. P<strong>la</strong>tón y Aristóteles, los<br />
estoicos, y aun Eurípides, son convocados como testigos para<br />
def<strong>en</strong>der <strong>la</strong>s doctrinas cristianas acerca de Dios. Ejemplos como<br />
el que sigue, de Justino, podrían multiplicarse:<br />
Si <strong>en</strong> algunos puntos <strong>en</strong>señamos <strong>la</strong>s mismas cosas que los<br />
poetas y los filósofos que vosotros honráis, y <strong>en</strong> otros puntos<br />
somos más completos y más divinos <strong>en</strong> nuestra <strong>en</strong>señanza,<br />
y si so<strong>la</strong>m<strong>en</strong>te nosotros aportamos pruebas de lo que<br />
afirmamos, ¿por qué somos <strong>en</strong>tonces injustam<strong>en</strong>te odiados<br />
más que todos los otros? Porque al decir que todas <strong>la</strong>s cosas<br />
han sido producidas y ord<strong>en</strong>adas por Dios para formar el<br />
mundo, parece que estuviéramos exponi<strong>en</strong>do <strong>la</strong> doctrina de<br />
los estoicos. Y al afirmar que <strong>la</strong>s almas de los malvados,<br />
estando dotadas con s<strong>en</strong>sibilidad luego de <strong>la</strong> muerte, son<br />
LOS CAMINOS PARA LA EVANGELlZACION - 21<br />
castigadas, y que <strong>la</strong>s de los bu<strong>en</strong>os son liberadas del castigo,<br />
parece que estuviéramos dici<strong>en</strong>do <strong>la</strong>s mismas cosas que los<br />
poetas y los filósofos. y cuando afirmamos que los hombres<br />
no deberían adorar <strong>la</strong>s obras de sus propias manos, decimos<br />
<strong>la</strong>s mismas cosas que han sido dichas por el poeta cómico<br />
M<strong>en</strong>andro. 27<br />
Este es un ejemplo repres<strong>en</strong>tativo de cómo los cristianos usaron<br />
<strong>la</strong> preparación para el evangelio que había provisto -así lo<br />
creían ellos- <strong>la</strong> religión griega.<br />
Los cultos de misterio<br />
Sin embargo, <strong>la</strong> Idea del Bi<strong>en</strong> de P<strong>la</strong>tón, o el Primer Motor<br />
Inmóvil de Aristóteles resultaban insufici<strong>en</strong>tes para satisfacer los<br />
instintos religiQsos de los veleidosos griegos. De igual manera,<br />
los romanos, con su fría religión oficial y su :t:eligión familiar<br />
excesivam<strong>en</strong>te limitada/ 8 que no proveía ética ni culto, eran<br />
sumam<strong>en</strong>te vulnerables a <strong>la</strong> influ<strong>en</strong>cia de los cultos emocionales<br />
y <strong>en</strong>tusiastas que pret<strong>en</strong>dían ayudar al ser humano <strong>en</strong> sus<br />
problemas cotidianos, y darle inmortalidad y capacitarlo para<br />
compartir <strong>la</strong> vida con el dios. Estos cultos t<strong>en</strong>ían, además, el<br />
atractivo de los círculos esotéricos donde los devotos eran<br />
iniciados <strong>en</strong> los recónditos misterios del universo y cuyos ritos<br />
nunca era permitido divulgar. Allá por el siglo 1 d.C. el mundo<br />
grecorromano estaba inundado por esta c<strong>la</strong>se de círculos de<br />
misterio. Los más destacados eran el culto a Cibeles o <strong>la</strong> Gran<br />
Madre (Asia M<strong>en</strong>or), a Dionisia (Grecia), a Isis, Osiris y Serapis<br />
(Egipto), a Mitra (Persia) y, d<strong>en</strong>tro de <strong>la</strong> misma categoría, los<br />
romanos añadían al judaísmo y al cristianismo. Todas estas eran<br />
superstitiones hel<strong>en</strong>ísticas, cultos religiosos privados, y Roma<br />
vaci<strong>la</strong>ba <strong>en</strong> proscribirlos salvo <strong>en</strong> el caso de que sus adher<strong>en</strong>tes<br />
demostraran ser culpables de alguna of<strong>en</strong>sa contra <strong>la</strong> moral o<br />
contra el estado. Servían como descarga de los s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos<br />
religiosos y emocionales del pueblo, <strong>en</strong> particu<strong>la</strong>r de <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te<br />
común, cuyas necesidades no podía satisfacer <strong>la</strong> fría y hábil<br />
dialéctica de los filósofos. 29 Para <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses inferiores el primitivo