evangelizacion en la iglesia primitiva
evangelizacion en la iglesia primitiva
evangelizacion en la iglesia primitiva
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
428 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA<br />
pedía para otros lo deseaba también para sí mismo. Conocía <strong>la</strong><br />
posibilidad de fracasos espirituales como los de Him<strong>en</strong>eo y<br />
Alejandro (1 Ti. 1.20). Temía <strong>la</strong> probabilidad de que «después de<br />
predicar a otros, yo mismo no sea apto». Por ello se disciplinaba<br />
a sí mismo <strong>en</strong> su carrera de <strong>la</strong> vida cristiana, como un atleta.<br />
«Todo aquel que lucha, de todo se absti<strong>en</strong>e; ellos, a <strong>la</strong> verdad,<br />
para recibir una corona corruptible, pero nosotros una<br />
incorruptible» (1 Co. 9.25-27). Por eso conc<strong>en</strong>tró todas sus<br />
<strong>en</strong>ergías <strong>en</strong> ganar a <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te para Cristo Jesús y ser fiel a su<br />
comisión de apóstol del Señor:<br />
Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos<br />
... a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley ... para<br />
ganar a los que están sin ley ... a todos me hecho de todo,<br />
para que de todos modos salve a algunos. Y esto hago por<br />
causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él (1 Ca.<br />
9.20s.).<br />
Para algunos, como se sabe, sus difer<strong>en</strong>tes posiciones para con<br />
los judíos y los g<strong>en</strong>tiles eran simple compromiso y deseo de<br />
agradar a los seres humanos. El niega esto indignado <strong>en</strong> <strong>la</strong> carta<br />
a los gá<strong>la</strong>tas y <strong>en</strong> <strong>la</strong> correspond<strong>en</strong>cia corintia, pero, finalm<strong>en</strong>te,<br />
no es <strong>la</strong> opinión humana lo que le preocupa.<br />
Yo <strong>en</strong> muy poco t<strong>en</strong>go el ser juzgado por vosotros o por<br />
tribunal humano --escribió a los corintios arrogantes que<br />
presumían de llevar un registro de <strong>la</strong> popu<strong>la</strong>ridad de los<br />
maestros que los visitaban-o Y ni aun yo me juzgo a mí<br />
mismo. Porque aunque de nada t<strong>en</strong>go ma<strong>la</strong> conci<strong>en</strong>cia, no<br />
por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así<br />
que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que v<strong>en</strong>ga el<br />
Señor, el cual ac<strong>la</strong>rará también lo oculto de <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s y<br />
manifestará <strong>la</strong>s int<strong>en</strong>ciones de los corazones; y <strong>en</strong>tonces cada<br />
uno recibirá su a<strong>la</strong>banza de Dios (1 Ca. 4.3-5).<br />
La cuestión del juicio final de<strong>la</strong>nte de Dios aparecía<br />
promin<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to paulino, como debía<br />
suceder con todos los judíos sinceros y verdaderos. Pero desde<br />
LAS MOTIVACIONES PARA LA EVANGELIZACION _429<br />
su converSlOn al cristianismo había t<strong>en</strong>ido lugar una gran<br />
revolución <strong>en</strong> su m<strong>en</strong>te. Hasta ese mom<strong>en</strong>to había estado<br />
trabajando por misericordia de Dios y guardando estrictam<strong>en</strong>te<br />
<strong>la</strong> Ley, a fin de conseguir el veredicto de «apto» <strong>en</strong> aquel día<br />
final. En el camino a Damasco descubrió que esto era imposible.<br />
No importaba cuán consci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te se esforzara, su mejor<br />
camino no era sufici<strong>en</strong>te para el Dios santo. Ent<strong>en</strong>dió <strong>la</strong> verdad<br />
que Jesús había proc<strong>la</strong>mado tan c<strong>la</strong>ram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> parábo<strong>la</strong>s como<br />
<strong>la</strong> de <strong>la</strong> ropa para <strong>la</strong> boda y <strong>la</strong> de <strong>la</strong> gran c<strong>en</strong>a: que Dios acepta a<br />
los inaceptables si sólo confían <strong>en</strong> él. l ? Observó que <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te<br />
siempre había sido aceptada por Dios <strong>en</strong> esos términos:<br />
Abraham, David y los héroes de <strong>la</strong> historia de su nación, todos<br />
eran hombres pecadores que se acogieron a <strong>la</strong>s misericordias de<br />
Dios y <strong>en</strong>contraron <strong>en</strong> él <strong>la</strong> seguridad que no habían podido<br />
<strong>en</strong>contrar <strong>en</strong> su supuesta bondad. 18 Esta es <strong>la</strong> verdad que Pablo<br />
hizo particu<strong>la</strong>rm<strong>en</strong>te suya y vistió con el l<strong>en</strong>guaje cuasi-jurídico<br />
de <strong>la</strong>s cortes legales, o quizá del salón del trono (porque va más<br />
allá de cualquier concepto de justicia humana).19 Vio cómo Jesús,<br />
el Dios-hombre, aceptó <strong>en</strong> <strong>la</strong> cruz aquel juicio que pesaba sobre<br />
toda <strong>la</strong> humanidad, lo cumplió y se levantó triunfante para<br />
demostrar que «fue <strong>en</strong>tregado por nuestras transgresiones y<br />
resucitado para nuestra justificación» (Ro. 4.25), como proc<strong>la</strong>ma<br />
gozosam<strong>en</strong>te. Ya no es necesario esperar el veredicto de aquel<br />
día final con el terrible susp<strong>en</strong>so; se anticipa aquí y ahora.<br />
(