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126 Eduardo Bedoya Garland Cocaleros: estrategias productivas y riesgo<br />
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modalidad laboral para ejecutar sus tareas agrícolas. El restante 68% no contrata<br />
jornaleros y utiliza fundamentalmente la mano de obra familiar o trabaja<br />
con sus vecinos bajo variadas formas de reciprocidad. Entre los agricultores<br />
cocaleros y no cocaleros que sufren escasez de mano de obra, en 81.9% el<br />
déficit se refiere a los cultivos legales, fundamentalmente cacao y café; en<br />
19.1% a otros cultivos tales como el maní, el plátano, arroz o maíz; y por<br />
último, solo en 4.2% al cultivo de la coca.<br />
La escasez de fuerza de trabajo entre los cocaleros es resultado de la<br />
competencia entre los mismos productores de la hoja de coca. Usualmente,<br />
los cocaleros con plantaciones más grandes y en la fase de su producción<br />
pueden pagar jornales más altos que los que poseen plantaciones muy reducidas<br />
en extensión o que se encuentran en la fase decreciente de sus correspondientes<br />
rendimientos por hectárea. No obstante, en términos comparativos,<br />
cuando los agricultores desean contratar jornaleros para trabajar sus plantaciones<br />
de coca, y en especial durante la cosecha, no existen mayores problemas<br />
de reclutamiento o disponibilidad, a diferencia de lo que ocurre con<br />
otros cultivos con jornales más bajos.<br />
En la región del VRAE, y tal como ocurre en muchas otras regiones de<br />
la selva alta, se ha desarrollado un mercado de trabajo, resultado de la expansión<br />
cocalera. La encuesta de Winrock (2001) comprobó que 100% de los<br />
cocaleros contrataban trabajadores e, igualmente, un estudio de Naciones<br />
Unidas (1997) constató que 58% de los trabajos de la coca eran cubiertos por<br />
jornaleros y el restante 42% provenía de la mano de obra familiar. Los cocaleros<br />
contratan tanto a vecinos como a trabajadores provenientes de fuera de la<br />
zona, con jornales que pueden ser hasta 30 ó 40% más altos que los pagados<br />
por los productores que no producen coca. Asimismo, los cocaleros realizan<br />
sus actividades productivas combinando el trabajo remunerado con el familiar<br />
no remunerado, recurriendo también al trabajo en reciprocidad con algunos<br />
vecinos. En otras palabras, a pesar del desarrollo de un mercado de<br />
mano de obra estacional, los cocaleros no cubren sus necesidades laborales<br />
basándose exclusivamente en el trabajo asalariado.<br />
Una figura distinta ocurre en el cultivo del cacao. Según el estudio de<br />
Naciones Unidas (ibídem), 58% de los jornales del cacao es cubierto con la<br />
mano de obra familiar y el resto (42%) es contratado. Esto explica la relación<br />
que encontramos entre número de familiares en edad productiva y el área<br />
cultivada con cacao, la cual no existe o es muy débil entre dichos miembros<br />
familiares y la coca. Es decir, tendencialmente, los cocaleros que tienen cacao<br />
y mayor número de miembros familiares en edad productiva también cuentan<br />
con un mayor número de hectáreas de cacao (ver cuadro 2).<br />
Cuadro 2<br />
Fuerza de trabajo familiar según valor productivo y hectáreas<br />
cultivadas de coca, cacao y otros, entre los productores cocaleros<br />
Fuerza productiva Tamaño promedio Promedio de Promedio de<br />
familiar del predio hectáreas de coca hectáreas de cacao<br />
1 a 2 3.85 0.35 1.71<br />
2.1 a 3 4.94 0.32 1.8<br />
3.1 a 4 7.09 0.38 2.73<br />
4.1 a 5 8.17 0.31 3.5<br />
5.1 a más 6.07 0.48 2.75<br />
Nota: El valor productivo de cada persona varía según su edad. Los menores de ambos sexos de 10 a 14<br />
años tienen un peso de 0.4; los de 15 a 17 años, de 0.8; y los de 18 y más, de 1.0.<br />
Distribución de la tenencia de la tierra, las plantaciones<br />
de coca y el sistema agrícola predominante<br />
En la encuesta aplicada por Winrock (2001) a un total de 120 agricultores<br />
de Santa Rosa y Palmapampa, comprobamos que 61% de los agricultores<br />
disponen de predios cuyo tamaño oscila entre 0.1 y 5 hectáreas. Igualmente,<br />
el estudio señala que 27% manejan parcelas de 5.1 a diez hectáreas;<br />
12% conducen predios de 10.1 a 20 hectáreas y, finalmente, menos de 1%<br />
tienen fundos de más de 20.1 hectáreas (ver cuadro 3). En otras palabras,<br />
la gran mayoría de productores son pequeños agricultores. Dichos predios<br />
son un tanto más grandes que los que ellos o sus padres disponen en las<br />
comunidades altas; pero si consideramos las características de los ecosistemas<br />
tropicales de la selva alta, donde no abundan los suelos fértiles o adecuados<br />
para una agricultura intensiva, veremos que se trata de parcelas relativamente<br />
reducidas. Resulta muy probable que los agricultores no perciban<br />
la fragilidad de los ecosistemas tropicales y que, por lo mismo, consideren<br />
que sus predios en la selva son relativamente grandes. Ahora bien, dicha<br />
distribución es sumamente parecida a los resultados de la muestra de 117<br />
agricultores cocaleros de las mismas regiones de Santa Rosa y Palmapampa,<br />
que obtuvimos al azar de un universo de 416 productores entrevistados por<br />
el Proyecto de Naciones Unidas, lo cual demuestra la confiabilidad estadística<br />
del estudio de Winrock (ver cuadro 3).