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160 Lissie Wahl • Luis Limachi • José Barletti Del discurso oficial al caserío rural: la carretera Iquitos-Nauta<br />

161<br />

En el censo que hizo el obispo Sánchez Rangel en 1814, Iquitos aparece<br />

con 81 habitantes. En un padrón de 1828 figuran 59 personas, la mayoría de<br />

ellas indígenas iquitos. Producían hamacas de fibra vegetal y las exportaban<br />

a Moyobamba. Hacia 1850, Iquitos llegó a tener 225 habitantes, al convertirse<br />

en refugio para los pobladores de Borja y Barranca que huyeron cuando<br />

estos lugares fueron destruidos por los huambisas.<br />

Todo cambiaría un cuarto de siglo más tarde, primero con el advenimiento<br />

de las embarcaciones a vapor y luego con el auge económico del<br />

caucho y la shiringa. A partir de entonces, la región pasó a limitarse a un solo<br />

producto clave de exportación. La búsqueda de mano de obra suficiente<br />

para reunir la mayor cantidad posible de caucho y shiringa desató el holocausto<br />

de los pueblos indígenas amazónicos. Hubo pueblos que desaparecieron<br />

por entero; y si bien otros sobrevivieron, éstos quedaron completamente<br />

trastocados por las diversas dislocaciones generadas por el caucho. La población<br />

de Iquitos, a su vez, se incrementó a 25,000 pobladores en la primera<br />

década del siglo veinte, como producto de la inmigración regional desde San<br />

Martín y Amazonas.<br />

Durante la época del caucho, entre 1875 y 1915 aproximadamente,<br />

todo el sector de la carretera Iquitos-Nauta y de los ríos Itaya y Nanay se<br />

convirtió en foco de extracción cauchera. En esa época surgió nuevamente la<br />

idea de construir la carretera, pero pasó una vez más al olvido conforme<br />

decayeron los precios del caucho y de la shiringa. No obstante, la importancia<br />

comercial adquirida por Iquitos se mantuvo, aun cuando evidentemente<br />

transformada 1 .<br />

Los fundos que habían abastecido a las empresas caucheras con productos<br />

de pan llevar se fortalecieron a partir de ese momento con algunos cambios<br />

de propietarios, pero subsistieron basándose siempre en la mano de obra<br />

indígena adscrita a cada fundo a través del endeudamiento y la violencia. No<br />

sorprende que los propietarios se convirtieran muchas veces en autoridades<br />

políticas y judiciales de la zona, llegando a ostentar cargos como los de gobernador<br />

y teniente gobernador y reproduciendo el comportamiento político de<br />

brokers o agentes intermediarios de intereses ajenos a la localidad.<br />

Durante varias décadas los fundos abastecieron a las casas comerciales<br />

de Iquitos de diversos productos agropecuarios (ganado, frejoles, yuca, maíz,<br />

caña, etcétera), aguardiente, fariña y varios recursos propios de la biodiversidad<br />

de la zona (balata, tagua, leche caspi y maderas, entre otros) (Barclay 1993).<br />

1. Ver las importantes contribuciones a la discusión sobre este periodo en Barclay<br />

1993 y Santos 1993. Sin el primero de estos trabajos, en especial, la lectura de la historia<br />

habría sido bastante más gruesa.<br />

La economía de los fundos se mantuvo, diversificada, basándose en una<br />

combinación de actividades agropecuarias, de extracción y transformación<br />

simple (ibídem: 103). Esto permitió incluso la exportación desde Iquitos, durante<br />

algún tiempo, de algodón desmotado (hubo hasta cinco desmotadoras<br />

en esta ciudad) y de barbasco.<br />

En el ámbito regional, tal como señalan Barclay (1993) y Santos (1993),<br />

entre 1945 y 1965 se fue produciendo un conjunto de cambios que si bien<br />

modificaron enormemente la existencia de los fundos de la región y las casas<br />

comerciales de Iquitos, no trastocaron en lo esencial las relaciones sociales<br />

históricas de avío y endeudamiento. Los cambios aparecieron paulatinamente:<br />

se modificó la demanda de los productos comercializados; se fortaleció la<br />

relación con el mercado nacional y regional a través de la demanda de nuevos<br />

productos; se construyó la carretera Lima-Pucallpa; se incrementó la demanda<br />

nacional de madera, y con la intervención del Estado se pasó a promover<br />

nuevos productos como el arroz y el yute (luego vendría el maíz); se desarrolló<br />

una banca comercial nacional; y el control sobre los recursos forestales pasó a<br />

manos del Estado, el cual, a su vez, autorizó su uso mediante permisos de<br />

extracción. Todo lo anterior se sumó para las casas comerciales y los dueños<br />

de fundos tradicionales, haciendo que las primeras perdieran su posición de<br />

privilegio y los segundos su control territorial, respecto a los nuevos poderes que<br />

el Estado central promovió mediante los mecanismos mencionados.<br />

Los cambios en el acceso al crédito y los recursos conllevaron el desarrollo<br />

de nuevos “patrones”, cuyo manejo esta vez no se basó en una propiedad<br />

con mano de obra cautiva. Si bien se mantuvo el proceso de habilitación<br />

como mecanismo de apropiación de recursos como madera, pieles, gomas,<br />

productos agrícolas, etcétera, los fundos decayeron y poco a poco fueron<br />

emergiendo los pequeños caseríos ribereños que actualmente conocemos.<br />

Entonces adquirieron también un perfil más claro los diversos caseríos a lo<br />

largo de los ríos Itaya y Nanay. Es decir, las familias previamente adscritas a<br />

los fundos se independizaron y se reagruparon, en términos culturales y espaciales,<br />

y pasaron a desarrollar sus propias combinaciones de producción para<br />

el mercado y el autoconsumo, sobre la base de la extracción y la producción<br />

agrícola u hortícola. A la vez, estos caseríos empezaron a agruparse en torno<br />

a determinados recursos comunes como la escuela, la misión, un centro de<br />

comercio o un título de tierras. En el lugar de los grandes patrones aparecieron<br />

los regatones y otros habilitadores, con quienes se estableció una relación<br />

comercial desigual, además de subordinación personal. No obstante, la carga<br />

de fuerte dependencia personal previamente existente disminuyó al multiplicarse<br />

las fuentes de acceso al mercado externo.

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