La tristeza voluptuosa de Pedro César Dominici Índice - Interlectores
La tristeza voluptuosa de Pedro César Dominici Índice - Interlectores
La tristeza voluptuosa de Pedro César Dominici Índice - Interlectores
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
www.interlectores.com<br />
Tapa | Indice<br />
Ejemplar <strong>de</strong> cortesía gratis para lectura y uso personal<br />
53<br />
<strong>La</strong> <strong>tristeza</strong> <strong>voluptuosa</strong> <strong>de</strong> <strong>Pedro</strong> <strong>César</strong> <strong>Dominici</strong><br />
Segunda parte - Capítulo III<br />
Niní, tan fiera e insensible, habíase sentido débil ante las<br />
exigencias <strong>de</strong> Eduardo, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> algunos días en que él la<br />
visitaba ceremoniosamente, como un <strong>de</strong>sconocido, esperando<br />
con paciencia horas enteras que la artista quisiera recibirlo, para<br />
pedirle excusas, la reconciliación se efectuó contra la voluntad <strong>de</strong><br />
ambos, que eran sinceros al creer que todo había terminado, y<br />
que, si acaso, quedarían siendo simples amigos <strong>de</strong> la calle. Pero<br />
Niní no había podido olvidar las sensaciones <strong>de</strong> aquella noche.<br />
Al sentirse maltratada brutalmente, ella, acostumbrada a ser<br />
admirada y contemplada como un ser impalpable, y a quien los<br />
hombres no osaban tocar temerosos <strong>de</strong> hacerle daño con sus<br />
manos, experimentó una sacudida <strong>de</strong>sconocida en todo su<br />
cuerpo, y su sangre se volvió <strong>de</strong> fuego, y pasiones ocultas se<br />
revelaron por un momento en su organismo. Al verse dominada y<br />
martirizada como un animal, ella, la siempre respetada, se sintió<br />
dichosa porque había vivido impresiones materiales, y calofríos<br />
nerviosos se <strong>de</strong>slizaban por toda su piel. Y ahora, <strong>de</strong>seaba que la<br />
maltratasen con un látigo, con fuertes puñetazos, hasta sentirse<br />
extenuada, con los huesos doloridos, para volver a experimentar<br />
sobre su carne perfumada aquellos calofríos extraños que tanto la<br />
habían hecho gozar y pa<strong>de</strong>cer. Y entonces pensaba horas sin<br />
treguas en su amigo, y <strong>de</strong>seaba verlo para insultarlo y disputarse<br />
como dos vagabundos. Ella, la diosa <strong>de</strong> mármol, había también al