La tristeza voluptuosa de Pedro César Dominici Índice - Interlectores
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Tapa | Indice<br />
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60<br />
<strong>La</strong> <strong>tristeza</strong> <strong>voluptuosa</strong> <strong>de</strong> <strong>Pedro</strong> <strong>César</strong> <strong>Dominici</strong><br />
Segunda parte - Capítulo IV<br />
En la rue Lemercier nada había variado. Hacía seis meses que<br />
Iriarte luchaba con la muerte. No quería morir, y todavía<br />
encontraba en su pobre cuerpo fuerzas y energías <strong>de</strong> agonizante,<br />
para cantar el triunfo <strong>de</strong> la vida e imaginarse que con la nueva<br />
primavera sus pulmones se ensancharían y absorberían, como<br />
una tromba todo el aire <strong>de</strong> los jardines, hasta quedar inflado y<br />
robusto como un Hércules. Esos eran sus <strong>de</strong>lirios por la tar<strong>de</strong>, al<br />
entrar la noche, cuando la fiebre le quemaba los huesos,<br />
penetrante y sutil como un hilo <strong>de</strong> fuego, y sobre el lecho, entre<br />
sábanas y almohadas, su cuerpo parecía una sombra. Pero, sobre<br />
todo, los <strong>de</strong>lirios que emocionaban a sus amigos hasta hacerlos<br />
llorar, eran sus sueños sobre el arte, su manera <strong>de</strong> i<strong>de</strong>alizar la<br />
belleza y <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r el alma <strong>de</strong>l artista, sus proyectos para<br />
sus nuevos cuadros, en que él <strong>de</strong>mostraría que la luz es todavía el<br />
misterio <strong>de</strong> los colores, y que en las copias más exactas da la<br />
Naturaleza hay mucho <strong>de</strong> falso y <strong>de</strong> sugestivo, porque el color<br />
que vemos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lejos, ese <strong>de</strong>l cielo y <strong>de</strong>l mar, ese <strong>de</strong> la<br />
atmósfera que ro<strong>de</strong>a cada cuerpo, ese que da la expresión y el<br />
sentimiento en la belleza externa, no pue<strong>de</strong> copiarse jamás con la<br />
gran<strong>de</strong>za infinita que existe en la realidad <strong>de</strong> los seres y <strong>de</strong> las<br />
cosas. El artista <strong>de</strong>be ser humil<strong>de</strong> contemplador <strong>de</strong>l espacio, <strong>de</strong><br />
alma noble y sincera, porque aun la obra maestra, si pudiésemos<br />
sentir la naturaleza como ella es verda<strong>de</strong>ramente en sí, resultaría