La tristeza voluptuosa de Pedro César Dominici Índice - Interlectores
La tristeza voluptuosa de Pedro César Dominici Índice - Interlectores
La tristeza voluptuosa de Pedro César Dominici Índice - Interlectores
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
www.interlectores.com<br />
Tapa | Indice<br />
Ejemplar <strong>de</strong> cortesía gratis para lectura y uso personal<br />
84<br />
<strong>La</strong> <strong>tristeza</strong> <strong>voluptuosa</strong> <strong>de</strong> <strong>Pedro</strong> <strong>César</strong> <strong>Dominici</strong><br />
Tercera parte - Capítulo III<br />
Una extraña melancolía dominaba el alma <strong>de</strong> Eduardo Doria.<br />
Lleno <strong>de</strong> inquietu<strong>de</strong>s, sentía reaparecer en él un <strong>de</strong>seo sombrío<br />
<strong>de</strong> ser inerte y <strong>de</strong> poseer el misterioso mutismo <strong>de</strong> las cosas.<br />
Quería concluir para siempre con aquel estado enfermizo <strong>de</strong> su<br />
voluntad y <strong>de</strong> sus sensaciones, y erraba por las calles, solo,<br />
huyendo <strong>de</strong> la gente, como perseguido por alguien, acariciando<br />
como a una futura novia la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la muerte. Y vagaba horas<br />
enteras sin rumbo fijo, sin darse cuenta <strong>de</strong>l tiempo que<br />
transcurría, hasta sentarse extenuado sobre un banco <strong>de</strong> piedra en<br />
los Campos Elíseos, o entrar como loco, a todo correr, a una<br />
Gâre, a ver salir y entrar los trenes, agitado, nervioso, como si<br />
esperase a alguien que <strong>de</strong>bía llegar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy lejos, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
un largo viaje.<br />
En los días <strong>de</strong> lluvia incesante, él salía, con los pantalones<br />
arrollados, calzados los cautchoucs, <strong>de</strong> paraguas en mano, y<br />
caminaba, caminaba, persiguiendo sin <strong>de</strong>seo fijo las mujeres, y<br />
<strong>de</strong>vorando con miradas sensuales los bajos <strong>de</strong> sus trajes, y los<br />
zapatitos elegantes, y las medias <strong>de</strong> seda negra que algunas<br />
<strong>de</strong>jaban ver con maliciosas intenciones, por perversa coquetería.<br />
Y marchaba, marchaba, fuera <strong>de</strong> sí, yendo y viniendo <strong>de</strong> una<br />
acera a otra, sin cuidarse <strong>de</strong> la humedad ni <strong>de</strong> la lluvia, sin<br />
conciencia <strong>de</strong> lo que hacía ni <strong>de</strong> lo que hubiera <strong>de</strong>seado. Su