La tristeza voluptuosa de Pedro César Dominici Índice - Interlectores
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Tapa | Indice<br />
Ejemplar <strong>de</strong> cortesía gratis para lectura y uso personal<br />
89<br />
<strong>La</strong> <strong>tristeza</strong> <strong>voluptuosa</strong> <strong>de</strong> <strong>Pedro</strong> <strong>César</strong> <strong>Dominici</strong><br />
Tercera parte - Capítulo IV<br />
<strong>La</strong> casa estaba llena <strong>de</strong> flores. Des<strong>de</strong> el día anterior habían traído<br />
gran<strong>de</strong>s ramos <strong>de</strong> rosas y <strong>de</strong> nardos, y sobre la chimenea, las<br />
gar<strong>de</strong>nias y los crisantemos temblaban en curiosos vasos que<br />
imitaban largos cuellos azarosos <strong>de</strong> cigüeñas. Toda la casa estaba<br />
envuelta en perfumes voluptuosos, y sentíase una caricia<br />
invisible que erraba misteriosamente por las habitaciones, como<br />
una sombra.<br />
Eduardo era feliz, sin pensar en nada, como si su voluntad y su<br />
memoria no le perteneciesen, sin agitaciones, sin tormentos,<br />
parecíale que había cambiado <strong>de</strong> forma y <strong>de</strong> esencia, y que ni su<br />
cuerpo, ni su alma eran los que había llevado con tanto hastío por<br />
el mundo. Experimentaba la más extraña sensación <strong>de</strong>l<br />
movimiento y <strong>de</strong> la fuerza, como si estuviese en un gran globo,<br />
muy arriba, en el espacio. Sin embargo, se creía haber llegado ya<br />
a la muerte, a la envidiable fortaleza, al estado eterno <strong>de</strong> la<br />
materia transformable e insensible. Entonces reía con orgullo, sin<br />
compren<strong>de</strong>r cómo no había tenido antes el valor <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar la vida,<br />
y había perdido el tiempo en buscar sensaciones enfermizas,<br />
siendo la muerte el único medio no morboso, el solo estado<br />
natural <strong>de</strong>l hombre, la inmortal transición, la suprema alegría.<br />
Estaba contento porque él mismo se había traído a ese estado, sin<br />
esperar la lenta <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>l tiempo, las enfermeda<strong>de</strong>s, ni la